D’Onofrio viene dando una incansable lucha contra las drogas desde hace muchos años. A mediados de 2017 le tocó vivir un hecho inédito cuando estalló el escándalo de los múltiples casos de doping en River Plate. Se especuló con que al menos siete jugadores se habían dopado en un partido de Libertadores. Finalmente fueron dos los casos q̶u̶e̶ ̶s̶a̶l̶i̶e̶r̶o̶n̶ ̶a̶ ̶l̶a̶ ̶l̶u̶z̶ confirmados, por lo que el récord lo siguió ostentando el Boca del ´96. Ante tamaña falta antideportiva, Guaraní pidió la descalificación del equipo de Gallardo, algo que la Conmebol ignoró en un primer momento pero atendió más tarde, cuando descubrieron que en el viaje a Asunción, Maidana transportaba más de 35 metros de lillo para “fumarse algunos paraguayos”, según admitiría luego el propio defensor.
Eso fue solo el comienzo, ya que en un control rutinario durante la pretemporada en 2018, uno de los delanteros del equipo dio positivo de lobocordonensis, un poderoso canábico que provoca el crecimiento incontrolable de cabellera rubia con vincha, pero que a menudo es utilizado para enmascarar la sustancia pajarocannigius, un compuesto que potencia la velocidad de los futbolistas.
Pese a las adversidades, en 2019 River no dejó de lado sus aspiraciones y Gallardo intentó inyectar en las venas de los jugadores el ánimo necesario para volver a estar en los flashes, pero de los diarios. Tan activo estaba el Millo, que Pity Martínez lideraba la tabla de mejores pases. De todas formas, D’Onofrio tuvo que pedirle la renuncia al Muñeco Gallardo luego de una desafortunada conferencia de prensa en la que, intentando defender a su plantel, el entrenador desafió: “El que esté libre de pecado, que pique la primera piedra”.
La situación era insostenible en Núñez, tal es así que hasta se empezó a dudar del origen del apodo de “Millonarios”, que según un informe de la prestigiosa dupla periodística de la CNN, Nicolás Wiñazki Moreno y Roberto Navarro Fabianesi, en realidad hacía referencia a la rentabilidad narco de la que gozaba la institución. Fueron también los insignes periodistas quienes revelaron una noticia que conmocionó al país: en un control antidoping de la Sexta División de River habían dado positivo por ingesta desmedida de un pequeño analgésico partidario, conocido como ‘Mejoralito Costa Febre’.
Distintos sectores de la sociedad condenaron el presente lisérgico de River, entre ellos algunos referentes de la vida sana, como el Doctor Cormillot, Claudio María Domínguez y Andy Chango, que se mostró particularmente indignado ante el torrente de sustancias que se consumían en el Monumental. Fue el presidente de River quien presentó ante los medios una innovadora forma de combatir el flagelo de la frula en el fútbol. El “Método D’Onofrio”, tal como lo bautizó, consistía en enviar a Rusia “a todo aquel futbolista o ser vivo potencialmente infectado con algún tipo de droga, diurético o lo que carajo fuere”. Tomaba como jurisprudencia el Expediente Driussi, vendido en 2017 para enmascarar un presunto tercer caso positivo. Como si fuera poco, los costos del plan eran casi nulos: D’Onofrio sólo debía contar con un sólido escritorio donde sellar los acuerdos.
En sólo dos años, el consumo de drogas en Argentina cayó un 63 por ciento, al tiempo que la deportación de argentinos a Rusia creció en el mismo porcentaje. La medida fue bien recibida por el reelecto presidente Mauricio Macri, que celebró que el Método D’Onofrio pusiera fin a las mafias de las granjas de rehabilitación, para luego ofrecerle al expresidente de River la titularidad de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas.
Desde Un Metro Adelantado celebramos el rotundo triunfo del señor D’Onofrio en el combate contra el doping deportivo, un flagelo que jala hondo en el sentimiento del pueblo argentino todo, y le deseamos una fructífera carrera al frente del SEDRONAR.
ADELANTADO DEL TIEMPO