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11 noviembre 2015

MARTINO CHARLA CON DIOS


11 noviembre 2015

DIOS: ¿Cómo que el dólar blue está cerca de los catorce mangos? ¡Pero si yo la semana pagué casi dieciséis pesos por un verde! ¡La puta que me parió! ¡Che, San Pedro, cagamos la fruta! A ver cómo carajo acomodo los números ahora… Si saco lo del plazo fijo y pongo… ¡Uh, teléfono otra vez! Espero que no sean los del Banco Celestial para reclamarme la cuota del préstamo... ¿Hola?

MARTINO: Hola, quisiera hablar con Dios.

DIOS: Y yo quisiera hablar con Pampita, ahora que se separó...

MARTINO: Bueno, yo capaz le pueda conseguir el celular. Espere un momento… ¡Pocho! ¿Me pasás el teléfono de la minita que te estás serruchando?

DIOS: No no, dejá, dejá, era una jodita. ¿Quién habla ahí? Hay interferencia. Se escucha horrible, como la voz de Cubero...

MARTINO: Qué tal, un gusto. Soy Martino.

DIOS: ¿Martín? ¿El Titán? ¿No te alcanzó con todo lo que te dí? Tenés los pies redondos y la metiste más que Nico Cabré. ¡Basta, viejo! ¡No seas egoísta! Dejá un milagro para los de Gimnasia.

MARTINO: No, Señor. Creo que me escuchó mal. Soy el Tata.

DIOS: ¡Cata! ¿Qué hacés Dani? ¿Por cuál de todas las cosas inexplicables que te pasaron me llamás para agradecerme? ¿Por los 15 años de futbolista profesional? ¿Por la mina que te estás comiendo con esa caripela? ¿Por haber salido campeón a pesar de tener a Tobio de un lado y a Monzón del otro?

MARTINO: Señor, creo que le erró nuevamente.

DIOS: La puta madre, estoy pifiando más que Higuaín. Encima el boludo de Martino lo convocó otra vez. Me quiero matar.

MARTINO: ¡Ese soy yo!

DIOS: ¿Eh? ¿Higuaín? A vos te quería agarrar. ¡Devolveme la plata que perdí en Bwin por apostar a favor de Argentina en la final contra Alemania, gordo parásito!

MARTINO: No, Señor. Soy Martino.

DIOS: ¡¿El boludo de Martino?!

MARTINO: ¡Sí, el boludo de Martino!

DIOS: Uh, querido… ¿Cómo estás? Escuchame, si me llamás para que maten a Neymar, no puedo. Hasta que no se apruebe la reforma de la Biblia, imposible.

MARTINO: No, Señor. Por favor. No lo llamo por eso. Yo quería pedirle que…

DIOS: ¿Recuperar a Messi?

MARTINO: No, sé que eso es imposible.

DIOS: ¡Ya sé! Rajar a Martino.

MARTINO: Pero, Señor, ¿cómo le voy a pedir que me echen? Sería una locura.

DIOS: Perdón, pensé que seguía hablando con Higuaín. Bueh, decime, que está por venir el contador. ¿Qué pasa, Tata? ¿Para qué necesitás la ayuda divina?

MARTINO: Bueno, Usted sabe que jugamos con Brasil por las Eliminatorias. Y el horno no está para bollos. Necesitaría una ayudita... no podemos perder.

DIOS: Bien. Ya tengo la solución.

MARTINO: ¿De verdad? ¡Qué alegría!

DIOS: Solo hacen falta una lapicera y un teléfono. ¿Tenés a mano?

MARTINO: Sí, acá tengo. Dígame qué hago.

DIOS: Con la lapicera, escribí tu renuncia, firmala y mandala a Viamonte 1366. Con el teléfono llamalo a Sabella, decile que hablaste conmigo y que se pegue una vuelta por el predio de Ezeiza. Que se quede hasta el viernes a la mañana. Va a decir que sí. Después de la rabona de Rojo me debe varios favores. Listo. Problema solucionado. ¡De nada, querido!

MARTINO: Pero, Señor… ¿Usted me está cargando?

DIOS: En absoluto, en ningún momento te dije pingüino pecho frío.

MARTINO: Le estoy hablando en serio, Señor. El tema lo quisiera manejar yo.

DIOS: ¿Justo vos? ¿Manejar? Dos Ferrari chocaste, Tata. Al lado tuyo, Chano es Fangio.

MARTINO: Con el Barsa estuve cerca de campeonar, no me alcanzó por muy poquito.

DIOS: Claro, te quedaste sin nafta sobre el final… vos vendrías a ser el Reutemann del fútbol argentino.

MARTINO: Señor, siento que se está riendo de mí. Yo necesito su ayuda. De verdad. Ya no sé a quién acudir. Estoy desesperado.

DIOS: ¿Estás desesperado y lo volviste a convocar a Roncaglia? Es como querer hacer dieta y comprarte una caja de alfajores Havanna. ¡Yo no entiendo más nada! A ver, dejame pensar qué podemos hacer con vos... ¡Ya está!

MARTINO: ¿No me va a boludear de nuevo?

DIOS: ¡Ey, más respeto! ¡Estás hablando con la segunda divinidad más importante del Universo!

MARTINO: ¿Cómo el segundo? ¿Usted no es el más importante?

DIOS: No, querido. Yo solo hago lo que Don Julio ordena. El mandamás es Él. Yo soy un oficinista que labura por un sueldo al que se lo morfa la inflación. Pero bueno, volviendo a tu temita...

MARTINO: Dígame.

DIOS: ¿Vos me dijiste que el Pocho tiene el teléfono de Pampita, no?

MARTINO: Sí, la llama todo el tiempo.

DIOS: Bueh, yo tengo el de María del Mar y Jelinek, ahora les pego un tubazo. Vos ocupate de conseguirles una buena habitación a las tres en el hotel donde concentran los brazucas. Decile a Banega que se encargue de los aditivos. Vos me entendés...

MARTINO: Señor, Usted es lo más grande que hay.

DIOS: No, querido. Los más grande del mundo son los que inventaron la moda del paddle en los 90 y se llenaron de guita. ¡No entiendo cómo me perdí ese negocio!

MARTINO: ¡Gracias Señor! Estamos en contacto.

DIOS: Chau, Tata. Y haceme caso: si podés, manejate en taxi.
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