Cualquier hincha de Argentinos sabía que el partido del domingo era muy, muy, muy difícil. Los factores que hacían pensar esto eran que el rival aún peleaba el campeonato y jugaba en su casa. No me animo a decir que otro de los factores éramos nosotros. Trato de explicarme un poco mejor: para que un equipo sea el favorito de un partido no sólo basta con que sea mejor que el otro. Hay más factores que también influyen, como la actualidad de cada uno de ellos.
Si bien Central, creo yo, tiene un mejor equipo que nosotros y, además, se jugaban más cosas que nosotros, la levantada que veníamos teniendo daba una pequeña luz de esperanza. Por esa pequeña luz es que, a priori, Central fuese el favorito. No era porque Argentinos viniese mal. Lo que pasa es que en este campeonato, Argentinos jugó algunos (pocos) partidos muy buenos y otros muy malos. Y, en casi todo el partido del domingo, la versión que mostró Argentinos fue esta última. El primer tiempo fue muy malo. Después hubo una pequeña reacción. Esa versión del Argentinos que de a poco iba mejorando apareció, pero nosotros mismos (y esto es lo que más duele) nos las ingeniamos para matar toda esperanza, haciéndonos expulsar jugadores de forma infantil. Después, jugando con 1 y con 2 menos, no había chances de hacer nada más.
En fin, otro partido para olvidar... Pero para recordar bien que si seguimos teniendo jugadores que se hacen echar, no tenemos la más mínima chance de aspirar a nada.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO BICHO
