Evidentemente, el concepto clave de los últimos partidos de Newell’s es “adaptación”. En primer término, resultó beneficioso, ya que un equipo inmensamente irregular logró hilar cuatro partidos sin perder, tres de los cuales fueron victorias consecutivas. Voy a dejar para otro momento la discusión acerca de las formas de dichas victorias, y pediría a quienes están del otro lado que dejemos fuera dicho tema. Creo que se ha discutido en exceso, incluso en esta misma columna. Muchas gracias.
Volviendo a la “adaptación”, la Lepra se contagió del clima previo al día de la madre… y los once muchachos que se pusieron la gloriosa rojinegra no tuvieron mejor idea que regalar el partido a la gente de Chicago. No sólo nos comimos un pesto para el recuerdo, sino que ni siquiera dimos pelea, y encima frente a un Torito que parece estar condenado indefectiblemente al descenso en un torneo en el cual es casi imposible descender.
Amén de errores tácticos groseros (es incomprensible cómo la defensa se dedicó a tirar el achique en línea), no hubo uno sólo que estuviese por encima del aplazo (ya sea por intrascendencia, como Denis Rodríguez o por no lograr conectar un mísero pase, como los dos volantes centrales) y el técnico erró de forma increíble el planteo. Más aún, con el equipo perdiendo 3-0 cuando se fue al descanso, no atinó a meter aunque sea un cambio en el entretiempo.
Es la peor derrota de Newell’s que recuerdo haber visto y como si esto no fuera suficiente, el año que viene se nos van los puntos que sacó Martino. Todavía podemos evitar la catástrofe, pero hay que dejar de regalar partidos, y desperdiciar tanto tiempo como esfuerzos.
Por lo menos, así lo siento yo
ADELANTADO LEPROSO - @Fran_Cinelli