Un viajero cruzando el Sahara, con sus cantimploras vacías bajo el ardiente sol del desierto, probablemente vería esta imagen. Agua clara y sombra en la que descansar. Posiblemente, al acercarse, con sus ánimos renovados por esa visión, se encuentre únicamente con más y más arena, para su desesperación.
Esa es mi sensación tras el clásico de hoy. Después de año y medio a los ponchazos, queriendo salir adelante pero con más pálidas que buenas nuevas, el partido ante Racing fue como ver agua dulce cuando te estás muriendo de sed. Ya el encuentro con Tigre nos hizo dudar, pero hoy por hoy ese atisbo del Newell’s que todo queremos parece haberse desvanecido, como un espejismo.
Como es común entre los hinchas, ahora se empiezan a buscar culpas. Que no trajeron un dos (cierto, jugar con el Coti de titular era dar ventajas y en la única que falló nos embocaron), que no pusieron lo que había que poner (acá disiento, creo que se jugó con mucha garra), que no tuvimos suerte (decime… ¿cuántas veces esa pelota por arriba de Caranta no entra? En la repetición creí que era gol)…
Lo que me intriga, honestamente, es qué van a decir los que hablaron de una cama a los técnicos anteriores. Si querían imponer a Lucas como dicen, hoy deberíamos haber ganado, ¿verdad?
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO LEPROSO - @Fran_Cinelli
