Tras una mala primera mitad de torneo, de la que como mucho puede rescatarse que en 15 jornadas le alcanzó para ser menos lamentable que todo el campeonato pasado y sus 19 fechas, Quilmes se dio el efímero gusto de cerrar el semestre con una victoria. Y, la verdad, una gran victoria.
Obligado, el Decano fue a La Paternal a hacer lo único que le servía, que era ganar. Y como por uno de esos caprichos del destino, lo hizo con claridad y contundencia. Se puede decir que dio la impresión de que todo lo que se intentó, de mejor o peor forma, a lo largo de varios partidos, se concretó recién en el último del bloque previo al receso.
Si preguntás por qué un Cervecero que venía con 13 puntos y mal andar, derrotó sin sobresaltos ni dudas y de visitante a un conjunto que venía con 21 unidades y buen rendimiento, te respondo que el rival fue el Bichito y entendés todo. Se ve que nos vino bien jugar con nuestros hijos por excelencia, nuestros Juniors, Argentinos.
Claro que como era de esperarse, los hinchas quedamos contentos aunque con esa sensación de fastidio por haber empezado a reaccionar tarde, y la preocupación de pensar en la posibilidad de que no alcance.
Ahora arranca otra transición, ese interín en el cual teóricamente se va a reordenar todo, cuando surgen de nuevo las especulaciones. Después de que se hablara mucho de la inminente salida del técnico, que la mayoría daba por hecha y al final no pasó nada, ahora se habla de quién se queda, quién viene y quién se va.
No sabemos qué va a pasar, pero si hay algo indiscutible es que de acá a fin de año tenemos que estar todos juntos para afrontar lo que se viene de la misma manera en que le ganamos a los colorados: con la camiseta.
Por lo menos, así lo siento yo.
ADELANTADO CERVECERO - @Adrian28qac