La apuesta es ambiciosa, eso está muy claro. Apuntamos bastante alto y nos estamos acostumbrando a lamentarnos o quejarnos de empates de visitante (Godoy Cruz y Unión).
Remarco esa situación porque, si bien es verdad que al equipo la falta un golpe de horno para alcanzar la maduración, los reclamos a Jorge Almirón pasan por "cómo dejamos pasar oportunidades de ganar" y quedó en el pasado el "perdemos con cualquiera".
A poco tiempo del mayor golpe de la historia de Independiente, me parece interesante valorar el crecimiento y ver el medio vaso lleno en lugar de ponerse en histérico y pedir por la mitad del vaso vacío y exigir un campeonato ahora, ya.
Transcurridas siete fechas, el Rojo va séptimo, a 6 puntos del líder. ¿Qué más tenemos hasta aquí? Una idea clara de juego, un estilo certero, dos referentes de las divisiones inferiores (Mancuello y Ruso Rodríguez) y un plantel que le puede hacer frente y ganar a cualquier rival. Muchísimo mirando un año atrás.
Desde ya que hay que mejorar e Independiente sigue evidenciando fallas que, incluso, ya son demasiado repetitivas (como los agujeros en la defensa), pero en términos generales hoy la institución goza de buena salud. Hay que ser pacientes y, de una buena vez por todas, apostar a un proyecto a largo plazo.
El equipo ha evolucionado mucho y eso es para destacar también. Apartémonos del exitismo bobo que nos invita a quejarnos y ver el vaso medio vacío y confiemos en el vaso medio lleno que, dentro de poco, nos permitirá ver un Independiente maduro, firme y consolidado como candidato al título.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra