¿Qué sería lo más fácil y cómodo para un director técnico hoy por hoy en el fútbol argentino?... Si si, claro. Poner dos líneas de cuatro bien pegaditas, realizar un planteo conservador, no tomar riesgos, reventarla y esperar, agazapado, un golpe de suerte que genere triunfos.
Jorge Almirón desembarcó en Independiente junto a una original propuesta futbolística basada en la posesión de pelota, como premisa principal, asfixiante presión y un equipo bien ofensivo. Características para nada frecuentes en nuestro amarrete torneo local.
No obstante, es verdad que el Rojo todavía es un equipo inmaduro y dista de mostraste como un conjunto firme y sólido. Se sufre especialmente en las dos áreas, tanto en la propia (con permanentes desacoples), como en la oponente (con una deficiente relación entre situaciones generadas y concretadas).
Ahora bien, toda idea innovadora y extraordinaria, como la de Almirón, necesita tiempo para desarrollarse. No es sencillo inculcarle a los jugadores los conceptos de toque corto, presión y mucha agresividad, más aún cuando difícilmente venían practicándolo en otras instituciones. Sería más simple y rápido armar dos líneas de cuatro y replegarse. Eso no demandaría demasiadas fechas de asimilación.
Transcurridas cinco jornadas, parece un tanto excesivo llegar a conclusiones determinantes y firmar balances negativos cuando da la sensación que el entrenador se encuentra en plena evolución de su proyecto.
Por lo tanto, les propongo a los ansiosos de siempre que, por el bien de todos, den su veredicto en la fecha 10 (ese día recibimos a Argentinos de local y habremos enfrentado a San Lorenzo la fecha pasada). Por la tranquilidad del mundo rojo, no se pueden poner nerviosos hasta ese momento, por favor. Les pido cinco fines de semana. Habiendo un par largos entre medio (donde uno descansa y está en paz). No solicito tanto.
Se les agradece. Por el bien de Independiente.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra