Tal vez no sepamos cómo ni por qué, pero sí sabemos que vamos a sufrirla ya que si no, no es Quilmes. Otra derrota de local, un punto en 3 partidos y una mirada de reojo a la tabla del miedo. Está bien que sabíamos que el fixture empezaba complicado, pero la preocupación está.
Ante lndependiente, no se jugó al nivel de la fecha pasada. Hubo rendimientos individuales bajísimos, el dicho generalizado del tablón fue que los dos laterales no existieron, y que el Cervecero se notó muy desordenado. Mucha voluntad en Morales y Scifo, pero no alcanza. Los jugadores de Quilmes parecían por momentos hormiguitas corriendo todas juntas atrás de la pelota, sin coherencia, sin inteligencia, sobrepoblando algunas zonas y dejando huecos peligrosos en otras.
El primer gol del partido, más allá de la buena jugada de la visita, contó con una marca horripilante, el tipo solito frente al arco, y no fue la única vez. El segundo, como dice el refrán: corner mal tirado, gol en contra cantado. Pésima marca de Zacaría, con un partido para el olvido, y una contra letal.
Colectivamente, casi nada por rescatar. Las únicas esperanzas estaban en las individualidades de Droopy Gómez, que jugó un gran partido en lo personal e hizo un golazo de tiro libre; y de alguna magia del enano Buonanotte que no logró destacarse más allá de haber recibido la falta previa al gol de Droopy, y encima se fue con roja directa. Apresurada tal vez, pero ya está.
Encaramos el viaje a Mar del Plata con mucho laburo para Falcioni. Al equipo hay que meterle mano con urgencia porque entre varios niveles pobres, la expulsión y la lesión de Malrechauffe -dos meses sin jugar para el defensor más parejo hasta ahora-, va a haber que cambiar sin vueltas.
Hay plantel. Con los jugadores que hay acá, a cualquiera le va bien, pero ya dije... es Quilmes, acá nunca se sabe qué esperar, y menos se sabe por qué.
Por lo menos, así lo siento yo.
ADELANTADO CERVECERO - @Adrian28qac