Lo de Fernando Gago es un caso extraño. Lleva sobre su espalda el mito de haber sido una estrella; de ser señalado como "el sucesor" de Redondo; de ganar todo con Boca y llegar al Real Madrid como primera figura. Pero también carga consigo el hecho de haber bajado su nivel; de terminar en equipos de segundo plano en Europa; de volver sin pena ni gloria del viejo mundo. Su vuelta a Boca está marcada por las lesiones, los flojos rendimientos y una actitud que exaspera hasta al más tranquilo de los hinchas. Son más las malas que las buenas, pero se llama Gago.
La llegada de Pablo Pérez es una gran noticia. El volante demostró tener un despliegue y una calidad muy superior a la media del fútbol argentino.
Algo parecido pasa con Meli, que con tan solo un par de partidos se hizo amo y señor del mediocampo de Boca el semestre pasado. Es el motor del equipo, tiene mucha llegada y unos huevos gigantes, como debe tener un volante xeneize.
Cuatro grandes jugadores, cuatro tipos que serían titulares en cualquier equipo, cuatro nombres que asustan a todos los rivales. Pero hay un problema. El problema no es mío ni de usted, señor lector. El problema es del Vasco. El problema tiene nombre y apellido. El problema se llama Adrián Andrés Cubas.
Cubitas es el más grande y lindo problema que tiene Boca. Un pibe de 18 años, sí, leyó bien, 18 años. Está en el club desde los 12. Ya pasó los primeros diez partidos en Primera División en un nivel altísimo, tanto en copa como en campeonato, de local y de visitante. Presión, marca agobiante, recuperación, toque rápido, corto y seguro, no se complica, siempre bien parado. No llega al metro sesenta y cinco, difícilmente pase los 60 kilos, y no terminó el secundario, pero el juvenil ya demostró que el banco de suplentes le queda chico. Cubas no es un jugador con proyección, es una realidad. Los cracks no necesitan años para madurar y agarrar la titularidad. Ni Banega ni el Gago de antaño calentaron el banco mucho tiempo. Y qué mejor regalo para el hincha de Boca ver crecer a una estrella del riñón del club.
Ahí lo tenés, Vasco. El pibe que no conoce nadie, el que quiere el hincha. El hincha de Boca de verdad, el que no sabe de nombres grandilocuentes, ni de jugadores con "experiencia", ni de cracks importados. El hincha de Boca que solo quiere que jueguen los mejores, se llamen como se llamen, y tengan la edad que tengan.
Hagan lugar, señores, que llegó Cubas.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE - @Roquelme