El 26 de noviembre es el día en que nació mi hija, por lo cual siempre será un día de gran emoción en mi vida, emoción que ahora se duplica gracias a Huracán, que le regaló en su primer cumpleaños este campeonato, algo que a mí me tardó en llegar casi treinta años.
Fueron, como gritó casi sin voz el gran relator quemero, Matías Basconcello, cuarenta y un largos años que tuvo esperar el globito para gritar campeón de un torneo de jerarquía y ahora que nos sacamos esa espina del ojo queremos más y vamos a ir tras ello. Huracán debe cambiar ya la mentalidad, “el chip” e ir por todo. No alcanzan más las “derrotas dignas”, ya no nos conformamos con la Copa. Vamos por el ascenso con todo.
Ayer, quedó demostrado que el equipo, luego de tantas idas y venidas, también la entendió y ha decidido ir tras el ascenso. Los pibes de Huracán están haciendo un papel heroico aportando juego cuando se juega y poniendo la cara cuando los grandes hacen la cama. Hay que ganar el partido que viene y de ser necesario el desempate. La gente de Huracán, como siempre, va a alentar a sus colores hasta verlos volver a su sitio natural. Se respira otro clima desde la Copa, esperemos todos juntos lograr el segundo y primordial objetivo.
Haber ganado la Copa es para todo Huracán un hecho trascendental, pero la alegría no es completa. Desde este espacio quiero rendir homenaje a los tres muchachitos, muy pero muy jóvenes perdieron la vida volviendo de San Juan y a los otros dos resultaron heridos. Uno de los heridos es un tipo que conozco hace casi diez años, un compañero de la vida, alguien solidario, comprometido, lleno de vida, con una hija apenas más grande que la mía. La triste noticia ha empañado los festejos por el titulo y ha dejado un mí un sabor amarguísimo. Espero que los sobrevivientes recuperen pronto su vida y, aunque suene trivial, me consuela saber que los pibes se fueron campeones.
Haber ganado la Copa es para todo Huracán un hecho trascendental, pero la alegría no es completa. Desde este espacio quiero rendir homenaje a los tres muchachitos, muy pero muy jóvenes perdieron la vida volviendo de San Juan y a los otros dos resultaron heridos. Uno de los heridos es un tipo que conozco hace casi diez años, un compañero de la vida, alguien solidario, comprometido, lleno de vida, con una hija apenas más grande que la mía. La triste noticia ha empañado los festejos por el titulo y ha dejado un mí un sabor amarguísimo. Espero que los sobrevivientes recuperen pronto su vida y, aunque suene trivial, me consuela saber que los pibes se fueron campeones.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO - @1mtrQuemero