No se terminó de la mejor manera, es cierto, un equipo que por momentos parece sin brújula, que no encuentra la pelota, que no encuentra la vuelta del partido, que comete errores defensivos que no parecen ser de un equipo dirigido por Alfaro.

Pero ese mismo equipo por momentos también va para adelante, da vuelta resultados, y la estadística dice que en cuatro de sus ocho partidos ganados arrancó perdiendo, (Central, Defensa, Belgrano y Rafaela) mostrando un amor propio por no dar por perdido ningún partido.

Y eso tuvo un premio para fin de año, los 26 puntos que el equipo logró le alcanzaron para por cuarta vez en su historia lograr una clasificación a una copa internacional, en este caso la sudamericana.

Ya parece quedar lejos en el tiempo la derrota en el mano a mano con San Lorenzo en la primera intervención internacional, la final trunca con San Pablo, y la gran actuación en la fase de grupos en la libertadores, perdiendo en octavos ajustadamente con quien luego fuera el finalista.

Y esa espina en la Sudamericana todavía está ahí, Alfaro tendrá que armar un plantel competitivo, que no sólo pueda pelear en el ámbito internacional, sino que tampoco descuide el torneo local, en el cual necesitaremos sumar bastante la primera mitad para afrontar tranquilos la segunda parte del año.

El Chino lo pidió hace una semana, a mirar un poquito más alto, a no conformarse con lo que tenemos, con sólo “salvarse”, y la sudamericana del 2015 será el incentivo perfecto para creernos las palabras de nuestro goleador.