Pocas son las cosas buenas para destacar de una campaña que ha sido lamentable. Fuimos un equipo tibio, flojito, fácil de quebrar y sin amor propio. Futbolísticamente se demostró muy poco, por no decir nada. Perazzo nunca supo encontrarle la vuelta y Olimpo naufragó entre los últimos puestos de la tabla. Se nos fueron jugadores que eran fundamentales y vinieron otros tantos que no estuvieron a la altura.
Y si hay un culpable ante tanta desidia es nuestro mismísimo entrenador, que se cree dueño de una inmunidad absoluta y se da el lujo de pasar todo un torneo diciendo que es de “prueba” para lo que viene… ¿Dónde viste eso? Acá no estamos para experimentar e ir viendo como se dan las cosas sobre la marcha. Creo y considero que fuimos escribiendo una historia lo suficientemente rica como para conformarnos con tan poco.
Para el 2015 quiero un técnico que transmita confianza al hincha, pero principalmente a los jugadores. Que salga a buscar los partidos. Que sea inteligente, vivo, capaz, astuto. Que le de más minutos a los pibes. Que se adapte a los jugadores que tiene y que no dependa solo de un esquema. Que se pare sobre la línea de cal y les de indicaciones, grite y aliente. Que lo viva con un poco más de sangre. Que lo sienta como lo sentimos nosotros.
Para el 2015 quiero un Olimpo diferente. Pero ojo, que tampoco pretendo que seamos el River de Gallardo, para nada. Simplemente deseo que Olimpo vuelva a ser el que todos queremos. El grande del Sur argentino. El que se hace fuerte en el Carminatti. Quiero que la Catedral del fútbol Bahiense vuelva a explotar cada fin de semana. Que las calles se vistan cada vez más de amarillo y negro. Que Olimpo vuelva a encontrar su identidad, su ADN.
Mientras tanto, desde acá, desde nuestro lado, el amor seguirá siendo incondicional. Nada va a cambiar, nunca, el amor por nuestro Club...
En la buena y en la adversa. Del derecho y del revés, Olimpo primero, el mundo después.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO AURINEGRO - @joaquincamicia
