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02 diciembre 2014

PAPÁ 2014 - EL MILLO


02 diciembre 2014

Cero de ocho, bostero. ¡No nos ganan nunca más! ¿Dónde más querés que te la ponga? Recordemos: 1-1 en la playa. 2- 0 en las sierras. 2-1 en las montañas. 2-1 en el chiquero. Por penales en tierra azteca. 1-1 en la lluvia. 0 a 0 en el inodoro, y 1-0 en casa. Háblenme de goce, entonces.

Dos mil catorce lleno de alegrías, sin gastar un centavo en refuerzos, con un club devastado económicamente, sin cabaret en el vestuario, sin jugadores que van para atrás y que tienden camas. ¡Qué diferente' somo' a lo' bostero eh, terrible! diría el gran Ramón Ángel.

Uno a cero, pero podrían haber sido dos, tres, o hasta cuatro. Les soy sincero, a medida que íbamos fallando goles, pensaba en la posibilidad de gallinear, pero no, ellos jugaron CAGADOS un segundo tiempo que deberían haber ido a comerse la cancha. En cambio, con la victoria, River siguió yendo, y eso es lo que me deja tranquilo de mi equipo.

Aplaudan, señores, no dejen de aplaudir a estos once gladiadores, que dejaron más del 100% adentro de la cancha.

Marcelo, aguantando los trapos del arco más grande del mundo.

Gaby, poniendo garra y corazón para cerrar la banda derecha.

Germán y Ramiro, inquebrantables en el fondo.

Piri, que dejó los cuatro pulmones en la cancha.

Carlitos, que tiene quinientas piernas y todavía sigue corriendo y desbordando a Colazo. Leo, que volvió a ser el de antes (¡Por fin, viejo!) se reivindicó con la gente yendo a trabar con la cabeza y con el alma en todas las pelotas. Chino, que al igual que con Racing hizo un penal infantil y lo salvó el uno. Esperemos se repita el desenlace de ese torneo en la Copa...

Piscu, ese por quien nadie daba dos mangos, ese que puso esa zurda mágica para un gol histórico.

Teo, que nos hizo levantar de la butaca cada vez que tocó la pelota.

Rodrigo, que no dio una por perdida arriba y correteó a los defensores rivales los 90 minutos.

Solo palabras de agradecimiento a esos once. Rómpanse, como yo, las manos para aplaudirlos. Lloren, como yo, de alegría en aquella tribuna colmada por más de 60 mil almas. Dejaron todo y merecen coronar tal esfuerzo con un torneo. Y digo “a esos once” porque los que entran demostraron no estar a la altura. Como dije en la nota anterior, los pendejos siguen sacándose selfies para subir a las redes sociales.

Haciendo un breve paréntesis, y metiéndonos en lo último que pasó, el partido con Banfield resulta casi anecdótico. Aunque no creo que el campeonato esté muerto, lo más rescatable es que el GOLEADOR AMOR haya llegado a los tan ansiados ciento un goles. A diferencia de Chávez, que sintió uno, el gordo volvió, sacó un gol de la galera cuando merecíamos estar 2 a 0 abajo, y fue, junto con Sánchez, artífice de la remontada. Justo contra el DT que lo rajó porque “quería un equipo rápido” y trajo al Chino Luna…Justicia divina, y sumamos un soldado más para la final.

La semana crucial, en la que podíamos ir por todo o quedarnos sin nada ya pasó, y por suerte nos encuentra ahí arriba. Pese a lamentar los puntos perdidos con Estudiantes, Olimpo y Racing (sostengo aún que el cuerpo técnico se equivocó en la planificación) estamos con chances matemáticas en el torneo (siempre acordándonos de quién está arriba, pese a que su rival de turno acaba de perder 3 a 0 con OLIMPO y es, paradójicamente, el equipo representado por Bragarnik…).

Lo cierto es que los dejamos sin el pan y sin la torta a los chanchos, estamos en la final de la Copa, volvió el gordo, vuelve el Colo. ¿Cómo no ilusionarse? Estamos a un pasito de culminar tanto trabajo con algo que no se gana hace casi veinte años: un torneo internacional. Vamos por la gloria, carajo, traigamos la copa al gallinero ¡Esa que perdieron los bosteros!

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MILLONARIO
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