A lo largo del semestre, Quilmes alternó buenas y malas, con el agravante de que cuando hizo buenas, igual no pudo ganar. Un mal resultado tras otro; lesionados que se acumularon y nunca se terminaron de recuperar; una campaña sin poder levantar aunque siempre se buscara la manera. Una y otra y otra vez, llega un momento en el que deja de ser posible. No se puede estar así toda la vida, si pasa muchas veces más, se rompe. Al equipo se lo comió la depresión.
Imagino lo mal que la debe pasar el plantel a la hora de salir a jugar sabiendo que no hay chances de salir al menos anteúltimo, que indefectiblemente van a ser los que cierren la tabla y han hecho historia, de la mala. No hay otra forma de explicar que se pierda tanto, que cualquier equipito nos haga 3 goles, inclusive este Gimnasia que en todo el torneo había anotado 11 en total.
Como si fuera poco, esta desgracia se prolonga una semana más de lo previsto ya que River, después de casi haber regalado el campeonato, pidió una prórroga para intentar recuperarlo milagrosamente sin descuidar su compromiso por Copa Sudamericana. Ni el tiro del final nos sale, no podemos darnos al menos el piadoso gusto de dejar de sufrir en término.
Estoy agotado; todavía falta un año para que los promedios digan quién va a seguir en Primera, y ya no doy más.
Por lo menos, así lo siento yo.
ADELANTADO CERVECERO - @adrian28qac
