Otra noche complicada, áspera que no quedará en el recuerdo de nadie y que será premisa olvidar rápido y esperar que no se repita.
Que los protagonistas digan que se mejoró es esperable lo que no se puede demorar es una autocrítica severa y necesaria. Hace cuatro partidos que no se hace un gol y el juego del equipo no aparece por ningún lado.
La noche del sábado ya pasó. La que no debe pasar es la noche del viernes en la sede. Una vez más fueron pocos los socios que dijeron presente para debatir la realidad de un club que preocupa. Sin compromiso, no hay Gimnasia grande. Hay que entenderlo de una vez y para siempre.
La asamblea demostró una vez más un club dividido, donde los egos y las miserias personales se priorizan al debate, los proyectos y la unión. Poco positivo se pudo rescatar de seis horas de asamblea donde queda claro que los que conducen el club y los que quieren hacerlo, no entienden que GIMNASIA está por sobre ellos y por sobre todos.
Falta poco para fin de año. El torneo hay que soportarlo, hay que esperar el final y pensar en reforzarse bien porque de otra manera la mediocridad será el único destino posible. Lo que no hay que soportar más es un club de puertas cerradas, de unos pocos que se creen muchos. Hay que laburar desde adentro, juntos, por un GIMNASIA grande y popular, dueño de la ciudad para siempre.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TRIPERO