Golpe a golpe, verso a verso. Como decía el poeta: “Caminante no hay camino, sólo diagonales en medio del bosque”. Y bueh, el primer tiempo se pareció al re manido chiste: “Entre vos que no podés y yo que no me acuerdo…” ¿No era así? No importa. Así pasó el primer tiempo. Con una presión tripera digna de atesorada flatulencia después de tres platos de porotos y una acanemia con dos laterales con menos presencia que el fantasma de “Actividad Paranormal”.
Un Aued tibio tibio, frío frío, se quema y el Videla todo terreno con más trabajo que chino remarcando precios. Pero, como siempre dije, es imposible sostener una presión constante durante noventa minutos. Y todo bicho que camina va a parar cuando se canse. Y el lobo se cansó, aburrió o ambas cosas porque, en los cuarenta y cinco minutos finales, tiraron el libreto a la mierda y comenzó el golpe por golpe. Y, en este menester, gana quien tiene más punch. Pero Racing, con los dos puntas invernando, Aued, más Díaz hecho nochez y Voboril acovachado como monje de claustro con ataques de pánico metía menos ruido que un chasquibum.
Entonces Cocca armó otra línea, o sea. Los cambios que acertadamente realizó (Hauche por el inexpresivo Centurión, Castillón por el irreconocible Acuña y Cerro por el tibio Aued) inclinaron la balanza. Clausurados los costados y con un medio campo más aguerrido y solidario, el semicírculo se transformó en zona de paso. Y, en la ida y vuelta, comenzaron a notarse las individualidades y Racing fue más. Cuando el lobo abandonó la manada fue devorado por las individualidades de la acadé. Pudieron ser tres pero fue sólo uno, un golazo de contragolpe que sumó tres puntos inesperados hasta el minuto ochenta y seis del encuentro. Clink, caja.
Respecto del verso a verso cabe recordar que, cerca de las elecciones, comienzan a reaparecer situaciones similares a las que padecimos cuando, contra todo pronóstico, ganara Molina. Recordemos los inconvenientes surgidos por los palos en la rueda con padrones y listas de socios armadas con antelación a las elecciones. Blanco comienza a padecerlo. Oposición va, reclamo viene, hay que parar bien las antenas para que no caigamos en otra zona oscura. Desde nuestra humilde pero vital situación de socio e hincha debemos aportar nuestro grano de arena para que una transparente democracia nos quite definitivamente el ancla del oportunismo político-económico.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO