NOVEDADES

27 noviembre 2014

DESCASSETTEANDO Nº 66


27 noviembre 2014

D’Onofrio: “Espero que si identifican a los violentos se queden adentro, y no que salgan a la media hora”.

Ojalá que no los detengan nunca, y menos que se queden presos. Si llega a suceder, espero que salgan a la media hora, porque los vamos a extrañar. Ya somos como una familia. El club no sería lo mismo sin ellos. Más vale que sabemos quiénes son, dónde viven y a qué sector de la tribuna van. También tenemos conocimiento si les gusta el vacío a punto, jugoso o seco; qué gusto de helado prefieren para el postre; si toman el café con azúcar o edulcorante, o si el mate lo prefieren amargo, dulce, con cáscara de naranja o limón. Vuelvan pronto, los vamos a extrañar.


Fernando Gago: “No sólo importa pasar, el jueves también importa el resultado”.

Si el jueves me piden que, para pasar la serie, entregue a mi hermana y a mi vieja a los islamistas, lo hago. Hay que pasar como sea, el resultado me chupa bastante bien los dos huevos depilados y suavecitos que tengo. Firmo cualquier cosa con tal de eliminar a River: un empate 8 a 8, que les expulsen a seis jugadores, que los hinchas quemen el Monumental o que nos den el triunfo por decreto, como ya ha pasado alguna que otra vez...

Los hinchas de River, en los disturbios: “¿Dónde está? ¿Dónde está? ¡Lo vamos a matar!”.

En nuestro carácter de simpatizantes del Club Atlético River Plate, ingresamos civilizadamente a las instalaciones de la confitería del club, a fin de encontrar a un individuo “X” con quien, como sanamente recomiendan nuestros valores democráticos, discrepamos en algunos aspectos organizativos, como la distribución de ciertos beneficios y activos de interés mutuo. En tal condición, solicitamos educadamente a los presentes la aparición de la persona física en cuestión y consultamos amablemente por su localización. Luego advertimos que, en caso de dar con su paradero, dialogaríamos como adultos, para dirimir algunas cuestiones de intereses contrapuestos, para que, una vez solucionado el malentendido, podamos seguir alentando con amor y hermandad al glorioso River Plate.

Diego Cocca: “Cuando ganamos somos todos rubios y de ojos azules”.

Cuando ganamos somos rubios y de ojos azules, porque ganar es lindo y los rubios y de ojos azules también. Son la raza superior. Cuando empatamos o perdemos, somos más negros que Centurión: tenemos puesta una gorrita Adidas aunque sea de noche, llevamos camperones deportivos y usamos altas llantas Nike choreadas en La Salada. Cuando empatamos o perdemos, uno estaciona el auto y le decimos: “Eh, amego, ¿te lo cuido?”, o “¿no tené’ un peso para la birra?”. Si no sumamos de a tres, nos faltan algunos dientes y tenemos un arito arriba del labio, y escuchamos cumbia sin auriculares cuando vamos en el bondi. Por suerte estamos punteros, o sea que ganamos bastante, y podemos ser rubiecitos y pintones.

El Ruso Rodríguez, tras el error ante Boca: “Este error duele, pero hay que seguir”.

Dolor causa una intervención quirúrgica sin anestesia, o una patada de Krupoviesa, que al caso es lo mismo. También causa dolor cuando te pegás el dedo chiquito del pie con el borde de una mesa ratona, o bien cuando le das con la cabeza al vértice de un estante. Eso causa dolor de verdad. ¿El error contra Boca? ¡Me chupa un huevo! Esa misma noche estaba en el VIP de Esperanto, mientras veía un desfile de 40 gatos de todo tipo y color. Tantas veces salvé a estos burros… Aparte, si me comparan con Tula, todavía me quedan 17 cagadas más a favor mío. 

El Lobo Cordone, después de hacerse pasar por Caniggia: “Hubo gente que me trajo el álbum de Italia 90 para que se lo firmara”.

Nadie se comió el verso de que era Caniggia, si estaba peor lookeado que Zulma Lobato cuando apareció en el programa de Anabella Ascar. El que me trajo el álbum no era un fanático, era un acreedor que se hizo el boludo y me puso una hoja de calcar para que le firmara un cheque por la trasferencia de un Renault 12. Igual, ahora que me confunden puedo decir que soy un pájaro trabajador: tengo pico, pero sobre todo pala. Aunque tampoco me la creo, la única manera de ser el hijo del viento es cuando me mamo con cerveza y me la paso en la cama tirándome pedos.

Claudio Caniggia: “Nunca estuve al tanto, es una vergüenza que utilicen así mi nombre”.

El tema fue así: me llamaron un par de días antes para jugar ese impresentable amistoso en Brasil. ¿Ir hasta el culo del mundo a participar de un partiducho que no mira nadie y te pagan dos mangos? ¡Prefiero besarle el culo a Tchami! A mí no me hinchen las pelotas, mandenlo a Cordone, que es parecido a mí sobre todo por lo que vuela. Yo me quedo tranca contando billetes en mi casita en Europa, mientras las inútiles de Mariana y Charlotte se van de shopping todo el día y me quedo jugando a la Play con el boludo de Alexander.
Share This :
 

Top