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11 noviembre 2014

A LA CAZA DEL PUN-TERO - LA ACADÉ


11 noviembre 2014

Ciertamente, desconozco si existen sapos enterrados en el campo de juego pero de lo que todos estamos seguros es que el domingo hubo un testarudo e impávido tero que, ante decenas de miles de personas, se adueñó de la mitad de la cancha. Semicírculo convertido en tierra de nadie cuando embolsaron al avechucho. Si creemos en fetiches, cábulas o veleidosos albures podríamos especular acerca de la buena fortuna que trajo su bípeda presencia. Porque Racing tuvo lo que casi siempre lamenta: ogt y aquiescencia arbitral. 

Está bien, no podemos soslayar la pasmosa efectividad de Bou, la incondicional entrega de Videla y la muralla china, pero estas aisladas aristas individuales no alcanzaron para llevarse los tres puntos del cilindro ¿Qué habría ocurrido si Echenique hubiese cobrado el alevoso e infantil penal que cometió el desubicado demonio metiendo la cola en sectores ajenos a su idiosincrasia? ¿Qué habría ocurrido si, además, cobraban la dudosa falta de otro desubicado delantero dentro del área? (esto, a mi entender, no es infracción pues Centurión estaba de espaldas y, al levantar su pierna, se encuentra con la palomita de Salcedo a medio metro del pasto).

Y digo “desubicados” de manera literal porque no alcanzo a comprender la puesta en escena con cuatro delanteros si dos dellos juegan como laterales doblados. Si sus virtudes se encuentran en el ataque y no en el quite, existen amplias posibilidades que abunden las faltas y te cascoteen el rancho con centros y más centros. Ocupar un lugar en la defensa no te convierte en defensor así como el hábito no hace al monje.

No me equivoco si digo que éste, junto con el de Tigre, fueron los peores partidos que nos brindó el ciclo Coccainómano. Jamás pudieron salir de manera pulcra del fondo o con la pelota a ras del piso. Siempre concluía en un revoleo sin ton ni son para que Militto y Bou se las arreglaran como pudieran. Pero, señores, las paredes en el fobal no se arman con ladrillos. Bueno, ladrillazos fueron los que recibieron durante toda la tarde.

No logro comprender por qué el técnico pateó el tablero y presentó tan gelatinoso Frankenstein. A esta altura del campeonato, con posibilidades (remotas pero posibles) de alcanzar la punta no se puede realizar tamaño experimento. Banfield fue más, mucho más. Pero no tiene jugadores que definan partidos; y si bien el fútbol es un deporte de conjunto, el peso de ciertas figuras inclina la balanza; en este caso, los tres mosqueteros mencionados anteriormente. Curiosamente, tampoco descubro rendimientos bajos sino incertidumbre ante un inexplorado planteo con jugadores más perdidos que pronosticadores del clima en Bs As.

No hubo juego asociado, planteo táctico, reflejos en los cambios, plan B, nada. Sólo la bella jugada del gol (con ayuda del arquero). Y, no me canso de repetirlo, tres pilares fundamentales: Saja, Bou y Videla. Pero con esto no alcanza  y no siempre vamos a tener tanta suerte ni árbitros que hagan la vista gorda. Creo que si hubiésemos dejado al tero en el círculo central habríamos tenido más presencia. Ganamos, el rojo perdió y River empató. Adelantamos dos casillas pero se acaba el juego. No ensayemos cuando está por caer el telón. No cambiemos el libreto cuando los actores comienzan a recitar sus líneas.     

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO

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