Estimados hinchas de Independiente, lamentablemente tengo malas noticias: Es prácticamente imposible que este equipo se consagre campeón a fines de este año.
Frente a Godoy Cruz era un partido clave, bisagra. No sólo porque ya estamos a mitad de torneo, sino porque desde iniciado este campeonato el rendimiento del Rojo es excesivamente irregular y para esta altura se espera cierta seguridad, que los de Almirón transmitan confianza. Cosa que no sucede.
Siguen apareciendo notables inconvenientes en la última línea. Al igual que cuando defendíamos con tres hombres, ahora con cuatro Independiente es vulnerable. Juegue Tula, Ojeda o Figal (éste último el más regular), el equipo no logra demostrar firmeza frente a los ataques rivales.
La zona media sigue siendo un lugar de puro tránsito, lo cual se convierte en defecto cuando la defensa en tan endeble. A Bellocq le cuesta horrores hacer pie y Mancuello no puede hacer absolutamente todo (aunque esté muy cerca...).
Otro problema es el exagerado respeto que el director técnico le tiene a Daniel Montenegro. El Rolfi sigue exhibiendo una visible mediocridad hace ya varias semanas, y el entrenador no sólo le sostiene la titularidad, sino que lo reemplaza durante los cotejos en contadísimas oportunidades.
Acá hay un tema con el concepto general. Más allá de la saludable propuesta de Almirón, y a pesar de realizar diversas modificaciones, Independiente sufre en la estructura, en los cimientos, en el funcionamiento.
Hoy el Rojo es un equipo inmaduro, que puede ganar y perder con cualquiera. Confío en que el técnico pueda encontrar las fallas, enderezar la nave y conseguir un equipo más sólido y confiable.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra
