NOVEDADES

07 octubre 2014

DIOS ES BOSTERO


07 octubre 2014

Transcurridos poco más de diez meses de este año 2014, no recuerdo haber visto caer tal incesante lluvia como sucedió el Domingo. El día vaticinaba lo peor, y cada una de las 65 mil almas que estuvimos en el Monumental sabía que el diluvio beneficiaba claramente a esos animales que se adaptan bárbaro al barro: los chanchos. Así las cosas, empezó un partido que no debió jugarse nunca, un partido que ya no es más una pasión popular, sino un negocio nacional. Hace dos semanas, se suspendían Boca-Racing y Arsenal-River por un clima igual o mejor al de este domingo. Pero claro, postergar semejante evento generaría pérdidas a la televisión, titiritero de nuestro fútbol.

Es difícil analizar un partido que fue una mezcla de Rugby con el Aquadance del programa de Tinelli. Creo que River no entendió de entrada a lo que había que jugar: tirarla larga y hacia adelante, ir a la segunda jugada, aprovechando la pelota parada y sin dejarle márgen al rival de contar con estos balones detenidos (Traducido: no hacer faltas boludas). Todo mal hicimos, y ellos, lógicamente, todo al pie de la letra. Ojo, no considero que sea un error de planteo del técnico; al contrario: Gallardo se la pasó gritando todo el partido que había que tirarla hacia adelante e imponerse en el juego aéreo. Los once que estaban en cancha no lo entendieron, y se cansaron de intentar salir jugando al pedo, además de cometer foules infantiles.

El penal fallado (el cual no quise ver y me puse de espaldas a la cancha) parecía coronar una tarde para el olvido. El panorama, la lluvia, el penal errado, y las innumerables situaciones desperdiciadas de manera insólita hacían parecer aún más gris la tarde en el Monumental. Estaba clarísimo que el de allá arriba –si es que existe- tenía calzada la casaca azul y amarilla. Pero bueno, como dijo Gallardo (autor intelectual del empate): “Nos golpean pero no nos terminan de matar.”

Lo cierto es que las sensaciones son compartidas, por un lado está ese sabor amargo lógico de que, en primer lugar el partido debió haberse suspendido; de que el clima impidió que se pregonara el buen fútbol que el equipo venía mostrando; de que se podría haber ganado tranquilamente aún con la cancha en pésimas condiciones ya que se contó con situaciones de gol clarísimas (Boyé, me cansé de putearte, hermano). Por el otro, encuentro la satisfacción de saber que seguimos punteros e invictos, empatamos un partido que parecía perdido, ya que el único camino para encontrar la igualdad era por vía aérea, el fuerte de los cerdos; y cerramos un 2014 sin perder contra los del chiquero (por ahora), aunque me queda la espina de no poder haber visto un superclásico que seguramente hubiera sido un gran espectáculo futbolístico.

Finalmente, quiero aclarar que si no hablo del árbitro, a quien considero le quedó ENORME el superclásico, y se equivocó feo para los dos lados (es más, el segundo tiempo, a mi criterio, salió a jugarlo sabiendo el error doble que había cometido) es porque el foco, para mi, debería estar en que es VITAL el uso la tecnología para las jugadas dudosas en este deporte.

Sin más, no festejo empates tirando pirotecnia y tampoco con carteles; no hago tiempo estando 0 a 0 (Siendo las 2 de la tarde del Lunes, Orión sigue tirado en el área chica acusando un golpe de Teo), y no pongo un Chevallier en el arco. River quiso ganar el partido, quiso jugar y atacar en todo momento. Vos ensuciaste el partido más de lo que ya estaba. Por eso, son todo lo que no queremos ser.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MILLONARIO
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