NOVEDADES

23 octubre 2014

DESCASSETTEANDO Nº 61


23 octubre 2014


Federico Carrizo, antes de la revancha con Capiatá: “Tenemos confianza, va a salir todo bien”.

Estamos re contra cagados, se nos viene la noche. Va a salir todo para el culo, nos va a eliminar un equipo que tiene menos historia que Mandiyú de Corrientes. Estamos más inquietos que Caranta en una guardería. En el avión tomamos jarra loca de Alplax y Valium y el único que se durmió fue Magallán, como en la marca. Cuando esta noche nos eliminen los paraguas se va a caer la mentira de que le hicimos una cama a Bianchi y todo el país se va a dar cuenta que en verdad perdíamos porque somos horribles.

Ricardo Centurión: “En los torneos de mi barrio la primera patada iba al pecho”.

Lado A:

Los torneos de mi barrio eran muy leales, con mucho fair play. La pinta de catinga que tengo es puro marketing. Es más, allá en la villa casi ni jugábamos al fútbol, nos parecía ridículo ver a 22 tipos corriendo atrás de una pelota y la pasión desmesurada alrededor de un deporte. Los torneos que hacíamos eran de lectura o de bridge, y si estábamos muy hiperactivos, de ajedrez. Muy de vez en cuando se armaba un picadito, pero siempre nos respetábamos: decíamos “por favor” para pedir la pelota, agradecíamos cuando nos daban un pase y felicitábamos a los rivales cuando tiraban un caño o marcaban un gol.

Lado B:

En los torneos de mi barrio no existían las patadas. Si uno le sacaba la pelota a otro, el tipo sacaba un 45 y le metía 4 balazos en el oído al atrevido. Si alguien tiraba un caño, mejor que la jugada siguiente corriera rápido, porque venía un rival, le tiraba kerosene y lo prendía fuego con un porro, lo quemaba vivo. Nada de festejar los goles, eso costaba entre 12 y 20 puñaladas en el hígado con un cuchillo de carnicero. Si por esas casualidades, alguien se animaba a ganar el partido, el que perdía le pegaba tantos adoquinazos en la frente que le sacaba masa encefálica por la nariz. Después lo descuartizaban y lo llevaban en una bolsa para que lo vieran la vieja y las hermanas, a las que después violaban y tiraban en un descampado. Se ponían un poco picantes los torneos, pero bueno, ver tantos muertos me ayudó para después adaptarme a Racing.

Guillermo Barros Schelotto: “No esperábamos quedar eliminados, ahora tenemos la esperanza de alcanzar a River”.

Ya sabía que nos iban a romper el orto. Es imposible creer que podemos salir campeones con Silva y Acosta como delanteros. Es como querer reformar el Código Procesal con la ayuda de el Tirri y Charango. Y no tengo ninguna esperanza en alcanzar a las gallinas. Mi única ilusión es que Aerolíneas Argentinas mantenga la promoción de las 12 cuotas sin interés así en diciembre me voy a la concha de la lora a gastar la pila de dólares que tengo en el banco.

Adalberto Román, defensor de Libertad de Paraguay: “Ahora, que River sea el campeón”.

Preferíria contagiarme ébola en Nigeria y que la encargada de llevar a cabo mi cura sea Giselle Rímolo. También elegiría clavarme todas las tardes “Los ocho escalones” escuchando al boludo de Guido Kaczka, o tener el lomo del Alfredo Casero combinado con la chispa de Julio Ricardo. Mirá, hasta podría hacerme hincha de Racing, sabiendo todo lo que ello implica… Optaría por todo eso antes de que querer que River salga campeón. Es más, me gustaría que vuelvan a descender.

Franco Niell, después del gol de cabeza en el clásico: “Aprendí jugando al básquet en el patio de mi casa. Tenía el aro, me gustaba pisar la pared, saltar y volcarla”.

Sí, me enseñába Michael Jordan en sus ratos libres que le dejaban los Bulls de Chicago. Entendeme, flaco... Tengo los huevos llenos de que me pregunten que por qué siendo tan cortito la meto tanto de cabeza. ¡Me tienen las bolas llenas con esa pregunta pelotuda! Si querés, te presento a un enano de 20 cm que la mete seguido con la cabeza... ¡Vení y hacele esa pregunta a ésta!

Ignacio Scocco: “Estoy arrepentido. Tengo que tratar de controlar las emociones dentro de la cancha".

No me arrepiento ni me controlo una mierda. Ahora me van a escuchar: no hay duda de que están todos complotados. Son todos chorros, delincuentes, narcotraficantes, garcas, cometeros y soretes. Todos me quieren cagar a mí y a Ñuls. Tu hermana, tu viejo, el panadero, los árbitros. La próxima, en vez de putear al referí, voy a sacarle el seguro a una granada y se la voy a esconder en el pantaloncito de trolo que usan. Y si me expulsan, que mis compañeros o los hinchas no me vengan a recriminar que los dejé con diez, porque los espero de a uno y me duran menos con el michifuz que me clavé en la cena de anoche.
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