La refundación comenzó como el gran sueño que toda persona de Argentinos esperaba. Con el Bichi a la cabeza, Riquelme, Ledesma y Caruzzo se ponían la remera de Argentinos una vez más para sacar al equipo y a la institución del mal momento que vivían. A pesar de estos nombres con peso, y de varios jugadores con experiencia que venían a darle jerarquía al club, como Zapata, Sabia, Basualdo, Rivero, Menseguez, el mensaje era claro: Los pibes del club eran los importantes. No por nada el capitán era Lucas Rodríguez y, luego de su lesión, pasó a ser Ramírez. El mensaje era claro y esperanzador. Era el comienzo de lo que sería el gran sueño.

Hoy en día, ese sueño es una pesadilla. Las cosas no funcionan, el equipo no aparece y, para colmo aparecen arreglos de la dirigencia, cosas turbias y rumores por todos lados. Los pilares de esta refundación están tambaleando y el castillo que se estaba formando empieza a mostrar fisuras por todos lados y, lo peor de todo, que uno ya no sabe cómo se puede solucionar. ¿Es posible salir de este mal momento? Si. ¿Cómo? No se. Lo que tiene que estar en claro es la posición que cada uno tiene que tomar. Todos estamos de acuerdo que la institución es más importante y está por arriba de todo.

Pero que eso lo sepamos los “solamente” hinchas, los que no tenemos incidencia en el club, no sirve para nada. Esto lo tienen que saber los dirigentes y las personas a las que confiamos las cosas. En el caso concreto del fútbol, el pilar fundamental es Borghi. Yo creo que el Bichi sabe que Argentinos está por arriba de todo, por lo tanto, hay que dejarlo hacer. Si él cree que no puede seguir, el mismo se va a ir. Si él quiso volver a Argentinos, es para darle una mano. Obviamente que va a cobrar un sueldo, obviamente que va a ser un sueldo caro, pero eso no implica que sea un ladrón ni un mercenario.

Por eso, desde estas líneas, quiero expresar mi postura en esta situación: Confiar en Borghi. No porque nos dio muchas cosas, sino porque es un tipo centrado y él va a tomar la mejor decisión. Tirando mierda solo generamos más mierda. Hoy en día, más que nunca, tenemos que apoyarnos. Esta es la única forma de que la pesadilla termine.

Por lo menos así lo siento yo.