Y, entonces, Francisco recibe a la presidenta y al Cuervo. Unos más de todos los cuervos que han ido. Tanta gente molesta. Que el cholulismo clerical, que la tensión social, que para algunos los holdouts son buitres y para otros los buitres son holdouts, como algunos ofrecen delivery y otros entrega a domicilio. La sociedad dicotómica, partida en mitades o, más precisamente, un 54-46 (según últimos cómputos y dato actualmente menos vigente que un patacón, dijo el hombre mientras avivaba el incendio con kerosene).
Así ocurrió que un miércoles, luego de quedar afuera de la Copa menos importante del calendario de competiciones (puse menos, no dije sin importancia), un micro cuervo pasa por un bar con hinchas de Huracán. Piedrazos, vidrios rotos, comercios afectados y mujeres, niños, otras personas y barras heridos. La rivalidad. La que no suma. La que ensucia y mancha. La que debiera ser deportiva y no los es. ¿Cuándo volverá a ser deportiva? Y… Como viene la mano, no será pronto. Problemas de categorización de una de las partes. Guiño guiño. Folclore del futbol. Mi vecino, el enemigo. Hay películas, libros, obras de teatro, de todo con esta temática. Te podés tirar con piedras o con misiles. Acá nomás o al otro lado del mundo. Acá y allá terminan lastimados los que nada tienen que ver. Veremos que esa regla es más universal.
Ahora quedamos afuera de la Copa Argentina y solo queda el Mundial de Clubes en el horizonte azulgrana hasta fin de año. Poca cosa… Muy mal partido del equipo contra un rival accesible y contra el cual volvemos a jugar esta fecha y posterior a la presente redacción. Claro que ahora vale por tres puntos y no por el cheque de $580.000 o su equivalente a us$ 38.666,6 periódico.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO CUERVO
