Paso nomás el crucerito de norte, que al parecer se quedo sin nafta, y por fin logramos que los porotos se queden en casa.
Mas allá de la alegría por sacarnos la mufa de encima, por lo menos en esta fecha, y considerando que como está estructurado este torneo de transición la fecha que viene el equipo queda libre, las cavilaciones volvieron a mi mente y no puedo dejar de advertir que últimamente nuestro club se comporta como un paciente con una enfermedad, rara, de esas jodidas que los cuervos no saben describir. Entre lo deportivo, las comisiones (no cometas) la dirigencia, la propuesta de vender la tatenguita, y otros des manejos a los que como Hincha no quiero acostumbrarme, cada vez que piso las tribunas del 15 de abril, o te sigo/veo/escucho en tus excursiones, siento junto a otros y otras como si estoy entrando a una sala de terapia intensiva, les juro hipotéticos lectores que la congoja a veces es la misma. Porque no soy yo solo, somos miles y miles de amantes, de seres que enloquecen de amor por estar cerca, AMOR que hoy se siente herido, almas que sangran de dolor… Aparentemente tenés una enfermedad y todos asistimos a verte con el peso del tormento sintiendo que pronto te perderemos. Esa congoja provoca un clima de tensión, de mala onda, de esperanzas perdidas, en ocasiones, o otras la esperanza irracional es lo que prima.
Vamos a alentar como debe ser, pero con el miedo de verte morir y no nos damos cuenta de que nuestro espíritu decaído, aplacado, descreído con fundamentos, y castigado por tanto maltrato de médicos que se niegan a ver la realidad y curarte, de seres a quienes solo les importan tus órganos para venderlos al mejor postor… empeora aún más tu enfermedad. Pero ¿quien dijo que todo está perdido? Nunca hay que dar todo por perdido. Es nuestra responsabilidad templar nuestro espíritu, cambiarlo por esperanzas nuevas, por ganas de ponernos a tu lado y ayudarte a salir.
Las enfermedades declaradas terminales también se curan, se curan con el amor y las fuerzas de esas almas de corazón caliente que te rodean y desean lo mejor para vos, desean disfrutar de tu bienestar y tu grandeza. Pongámosle la dosis positiva y el compromiso de estar a tu lado luchando por salvarte, cambiemos y lleguemos a verte con sonrisas y miradas de aliento con nuestro cuerpo entero diciendo “Nada podrá matarte porque nuestro amor es muy fuerte” y así entremos pensando que somos ganadores, que somos los mejores, gritemos para que el mundo nos escuche, para que aquellos que te hacen daño cambien y permitan que los ayudemos a curarte. Hagamos de cada encuentro un gran día, pensemos con fuerza que comienza tu recuperación y pongamos esa alegría que si nos forzamos podemos darle a nuestra actitud La alegría se contagia, la buena onda se siente en el aire, se respira, se presiente, se envidia. Nosotros podemos, aún con tanto castigo y el alma ahogada por el dolor, podemos sacarte, somos la gente que te ama, ¡somos tu gente y vamos a luchar!
Ahí estaremos la próxima vez que el destino nos convoque a tu lado. Así pasaremos estos días, anhelando ese momento, sintiendo crecer en el pecho ese grito que nace no solo desde el corazón, sino también desde el alma. ¡VAMOS UNION!
P.D.: Gracias Nidia, por expresar mejor que nadie este sentimiento
ADELANTADO TATENGUE - @adelantadoUnion