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30 septiembre 2014

CLICK (TOMANDO EL CONTROL)


30 septiembre 2014

“Los jugadores tienen que hacer un click, darse cuenta de cuál camiseta visten”. Palabras más, palabras menos, fue lo que expuso Cocca después de una seguidilla de malos resultados. Entonces cabe preguntarse: ¿Todos los jugadores oprimieron un interruptor mágico y exclamaron “Ups, tengo la camiseta de Racing”? Hay que ser muy mamerto para rumiar que esto fue la causa del cambio ¿Entonces? He aquí el motivo del título de la nota y la foto adjunta.

Primero, porque vi infinidad de películas que exageran de manera tragicómica sucesos de la vida cotidiana que condicionan nuestros propósitos. Y una, en especial, que expone de forma contundente cómo favoritismos e injusticias pueden incidir psicológicamente en determinados desempeños. No voy a explayarme en dicho rollo pero, en síntesis, se trata de cómo los avatares de negociados por jugosas apuestas que existen en el boxeo condicionan al personaje central del mentado filme. 
Después de ser víctimas de dos arbitrajes escandalosos, el equipo quedó diezmado anímicamente porque no dependía de ellos sino de los popes de la AFASADRA. No hay que remontarse mucho tiempo atrás para recordar algo similar con Gio y Teo en la época que la acadé pintaba para campeón. Bastó con lesionar al primero y sacar de quicio al segundo (goleador a pesar de todo). Y, más grosero aún, en la época de Basile con la caprichosa quita de puntos que nos bajó de la punta y consagró campeón a NOB. En un campeonato mundial una decisión perversa te saca de la copa y, en campeonatos cortos, dos raterías te quitan el título de las manos o te exilian a la B.

Afortunadamente, esta formación actual tiene más entereza que las antes mencionadas y reaccionó mucho antes de lo esperado. Sin pelos en la lengua y reclamando a viva voz lo que se había transformado en vox populi, Cocca aceleró el proceso de recuperación poniendo puntos sobre las íes: dejen el alma en la cancha que nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados ante las injusticias. 

Champú mediante, el técnico hizo varios cambios esenciales: fuera Pillud por lesión, adentro Gastón Díaz en su posición habitual. Resultado: asistencias de gol y detener la diarrea sobre el lateral. Acuña también por derecha, gran acierto del técnico, refuerza el medio y otorga toda su lucidez y habilidad para lastimar al rival (ya habíamos ponderado sus virtudes en el comienzo del campeonato). Insistir con Bou; nadie (incluyéndome) sospechaba que el ex River podía convertirse en temible goleador. Frío, certero, fuerte y dueño de los espacios en el área. Sostener al juvenil Cabral y armar una interesante dupla con Lollo. Dejar definitivamente a Aued como titular. A todo esto, debemos sumarle la aquilatada experiencia de Milito que ordena, clarifica y hace la pausa para que no corramos lo noventa minutos como energúmenos.

Sobre el césped (y no en la piscina azul amarilla) le pasamos por arriba a Boca dando vuelta un resultado en media hora y, nuevamente de visitantes, revertimos otro encuentro ante otro peligroso rival como lo es Belgrano de Córdoba y terminamos goleándolo con justicia.

En verdad, no comprendo los reclamos de los piratas y mucho menos que puteen al árbitro que los puso en primera. Porque, convengamos que, si bien a las gallinas siempre las ayudaron, después del cortocircuito Grondona-Pasarella su destino había quedado sellado. Fue harto evidente. Cuando comenzó el campeonato, Farinella dijo: “No se confíen, estamos en la B”. No solamente no los ayudaron sino que los empujaron.

Respecto del partido del domingo próximo pasado: Barrios estuvo correctamente expulsado porque pisó a Bou como si aplastara una colilla de cigarrillos. No hubo penal contra el picante y todos los medios estuvieron de acuerdo. Centurión debió ser expulsado, es cierto pero… antes le habían propinado un golpe en la nariz que le hizo sangrar y después Olave fue a buscar mierda sabiendo que al wachiturro se le sale la cadena. A no olvidar que además provocó a Cocca, acercándose hasta donde estaba el entrenador. Respecto de la expulsión del picante Pereyra nunca lo sabremos porque lo echó por agresión verbal (amarilla por pisotón adrede y segunda amarilla por exceso verbal). Repito lo que dijeron en “Paso a paso”: “Zielinsky tiene motivos para quejarse pero no por este partido contra Racing”.  

Nos acercamos a la punta y River ya no parece invulnerable. Esperemos que no tengamos que lamentar los puntos choreados y que no aparezca otra mano siniestra que haga un nuevo click y volvamos a perder el control. Por ahora disfrutemos deste milagro, del agua convertida en Cocca y de un equipo que esta semana aprobó con creces.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO

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