NOVEDADES

14 julio 2014

MIRADA MENOTISTA


14 julio 2014

UNA CUESTIÓN DE PROYECTOS

No resulta tarea sencilla escribir una columna de opinión luego de perder una final del mundo en tierras brasileras. Pero a continuación intentaré, como lo hice en esta sección durante toda la Copa, realizar un análisis exhaustivo de lo acontecido. 

Como siempre, parto de la base que no me identifiqué ni me identifico con Alejandro Sabella y su forma de ver el fútbol. Aclaro porque en este Mundial se hizo mucha referencia al "panquequismo" y demás volteretas discursivas. De mi parte, tengo la tranquilidad moral de haber sido crítico del director técnico desde el primer minuto (en realidad, como platense, desde Estudiantes). 

Frente a Alemania vimos un nuevo capítulo de esta conservadora y timorata Selección Argentina. Si bien el desarrollo de las acciones fue parejo, e incluso el combinado nacional tuvo certeras ocasiones para convertir, los protagonistas y dueños de la iniciativa fueron los teutones. 

Entre varias de las cosas que disiento con el entrenador, la máxima es que el nivel que ofreció el conjunto fue marcadamente menor respecto a los recursos con los que contó. Esto suele suceder con técnicos bilardistas, que privilegian la defensa y el resguardo habitualmente desaprovechando sólidas herramientas como para plantearse más ambicioso. 

De esta forma, sobre todo durante la Copa del Mundo, el entrenador fue inclinando sus decisiones tácticas y estratégicas en pos de relegar la calidad de sus dirigidos, depositando las energías en acrecentar la garra, la fuerza y el amor propio. De allí el realzamiento de la figura de Javier Mascherano por sobre la de Messi. 

Considero firmemente que si Sabella tenía la convicción ideológica cuando asumió en 2011 y la trabajaba hasta hoy, Argentina podría haber jugado como la Alemania que el planeta elogia por estas horas: con un planteo netamente ofensivo, con los laterales pasando al ataque constantemente, con volantes que tienen el pase corto y la asociación como opción obligatoria, con delanteros que penetren tanto por las bandas como por el centro, generando diferentes alternativas, en fin, protagonista y muy audaz.

Pero, al contrario de ello, la Selección llegó a Brasil con un extraño y desequilibrado 4-3-3. El cual guste o no, el técnico eligió la mayor cantidad de veces, y para el debut contra Bosnia decidió dejar de lado, en favor de un inexplicable 5-3-2. Y sí, sus raíces bilardistas lo traicionaron. 

Con el correr de los partidos el equipo se fue acomodando, más por casualidad que por decisión del entrenador. Afirmo esto porque la lesión de Agüero frente a Nigeria le dio la posibilidad de acercarse a un 4-4-2 (con Lavezzi de volante por la banda), táctica con la que todos se sintieron más cómodos, incluso el propio Alejandro, quien ya no tenía la presión de colocar a "los 4 fantásticos". 

Y esta es otra gran explicación de este decepción. Alemania se formó a lo largo de 14 años, en base a un proyecto a largo plazo, serio, de fútbol ofensivo con el toque como premisa. Argentina se fue formando durante el Mundial, primero con un 5-3-2, después volviendo al 4-3-3 y finalmente con un 4-4-2. Demasiada diferencia de planificación, organización y formas de ver el fútbol entre un país y otro. 

Finalmente, quiero aclarar que este equipo no me dejó orgulloso. Hubiera sentido eso, si la Selección hubiera sido protagonista, agresiva, si hubiera tenido más presencia, iniciativa y fútbol. Orgullo no me genera ganarle a Bosnia, Irán, Nigeria, Suiza (en alargue), Bélgica y empate con Holanda. Sin goleadas ni actuaciones memorables. Orgullo sólo me provocaron el carácter y temperamento del verdadero capitán: Javier Mascherano. 

No obstante, más allá de las enormes diferencias ideológicas, todo mi respeto para con Alejandro Sabella. Con quien no me identifico como profesional pero destaco como ser humano excepcional: serio, trabajador, humilde y buen tipo. 

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MENOTISTA

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