A mí la inauguración me importa menos que escuchar las letras de Xuxa al revés. Brasil, como siempre sucede en estas fiestitas sanateras, mostrará sus virtudes como país. La ceremonia arrancará con la entrada de 3000 negras vendiendo su cuerpo por una bolsa de menudos de pollo. Luego, ingresarán 35 mil muchachos emborrachándose con litros y litros Skol, para darle paso 14 mil pendejos vende falopa que entrarán al césped corriendo, porque desde atrás aparecerán miles de efectivos del grupo Garra que intentarán cazarlos como animales. Eso sí: de fondo sonará Caetano Veloso. Después de esta excelsa demostración de la cultura brasileña, entrará el boludo de Pitbull y dirá más “dale” que Ramón Díaz, mientras Pelé se aprovechará de cualquier garoto inocente.
Después, abren la competencia los brazucas. La verdeamarela recibe a los croatas y el resultado es obvio: gana Brasil con un gol de caipirinha del gordo Adriano, que entra muy entonado y por sorpresa. Ronaldinho, que sigue de joda desde el carnaval de Río, lo abraza desde atrás haciendo un trencito. A la pasada, festejan con un tortazo “zandonesco” a Neymar mientras Kaká le pide a Dios que termine la violencia. Luka Modrić, al ver que su equipo pierde el partido inaugural, se rapa el pelo como Chizzo televisado para todo el mundo, y después se ahorca con la vincha al grito de “Yo quería jugar en el Barcelona”.
Ahora que ya saben el resultado, pueden evitar ver ese bodrio. Me despido hasta el próximo partido. Ah, ¿no les conté? Estos afeminados me van a hacer laburar todos los días. Les dejo una frase que me regaló un pulpo negro que conocí en las rúas de Brasil: “Banana nao tein carozo, pero eu tenho ocho filamentos grossos”.
EL PULPO ADELANTADO
