PAPELÓN
Los medios de comunicación se perderán en elogios a Lionel Messi por una destacada (aislada) jugada personal, los bilardistas (como siempre) van a poner el foco en el triunfo, que es lo único que les importa, la gente no futbolera que se acerca a la Copa del Mundo dirá "che, qué bien el 10", pero muy pocos notarán que lo del primer tiempo fue una verdadera vergüenza.
Inexplicablemente Alejandro Sabella apostó por un defensivo 5-3-2, la gran mayoría de argentinos no podía creer esa situación ¡contra Bosnia! y dicho y hecho. Mal rendimiento, mal funcionamiento, mediocampo inconexo con los delanteros y, lo más increíble, huecos en defensa, a pesar de tener cinco burros en ese sector. Mal planteado, asquerosamente planificado.
Luego, eso quedó nítidamente en evidencia cuando el conservador y mediocre entrenador hizo ¡dos! modificaciones en el entretiempo. ¿Y qué equipo puso en la parte complementaria? El que venía jugando siempre, el que tendría que haber arrancado, el que pedía hasta mi abuela.
La Argentina esperaba este partido hace cuatro años, 40 millones de personas pendientes de este encuentro y el tipo se da el lujo de probar, de ensayar una formación no utilizada frecuentemente.
Desde ya que una vez finalizado el enfrentamiento Sabella reconoció el error, lo mínimo que podía hacer. El tema es cómo llegaste a regalar un tiempo entero en una competición tan corta, generándole confusión a los jugadores.
En definitiva, desorganización, mal planteo, poco inteligente, un desastre. El legado de Bilardo de primero cuidar el arco, de resguardarse, ¡y contra Bosnia! Así es este técnico, pidiendo la hora contra nadie.
Por lo menos así lo siento yo.