Todavía me acuerdo el primer partido que te vi jugar en el Parque. Lo expulsaron a Víctor López y el Tata te mandó a la cancha, con la 20 en la espalda, para reacomodar la defensa. Ibas al banco porque habías llegado tarde y sin compartir pretemporada con el equipo. Voz de mando en el fondo, salida siempre con la cabeza en alto… ¡qué dupla hiciste con el flaco Vergini! Tan así, que cuando se fue al Pincha y tuvo un defensor de otra categoría al lado, no sabía para dónde correr.
Así como ese primer partido, hay otras anécdotas que van a quedar en la memoria del hincha leproso. El partido contra Unión en el Coloso, cuando pudiste convertir tu primer gol con la camiseta que amás, y lo festejaste emocionado, mirando al cielo, mientras el estadio entero se rompía las manos por vos.
Creo que no soy el único que se emociona cuando te agarraron los periodistas tras la goleada en Rafaela, y vos, tan frontal como siempre, les dijiste “Yo ya me siento campeón”. Y vaya que tenías razón… tres días después, Lanús no podía con Estudiantes, y el corazón me explotaba en el pecho de alegría por esa, la séptima estrella en el cielo leproso.
Puedo seguir escribiendo por horas y horas, de tu garra, tu entrega y tu amor por los colores. De cómo dejaste la vida por Newell’s. Que otros se queden con que no ganaste un clásico. Yo te vi dar la vuelta en el Coloso, una fría tarde de junio, y cantar con todo el Coloso “Dale campeón”. Cuánta razón tuviste al decir que es la alegría más grande que cualquier jugador puede darle al hincha.
Todo tiene un final. Esta columna también. Me encantó una bandera que vi el sábado y creo que resume de forma ideal lo que siento “No serás eterno, pero sos inolvidable. Gracias campeón”
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO LEPROSO - @Fran_Cinelli
