NOVEDADES

13 mayo 2014

RIQUELME NO ES EL DE ANTES


13 mayo 2014

Con el Riquelme de antes, difícil que Boca perdiera. Con el Diez en cancha el equipo jugaba a otra cosa, tenía un líder, iba al frente, manejaba el juego. El Riquelme de ahora lleva siete ganados, tres empatados y solo una derrota.

Al Riquelme de principios de siglo, andá a sacarle la pelota. Olvidate. Sino preguntale a Makelele, que todavía la está buscando. ¿Y a los brasileros en la Copa? ¡Cómo los mareaba a los negritos! El Riquelme de ahora le pone el cuerpo, la esconde tanto, tanto, que da la sensación que la pelota desaparece, y cuando el marcador se vuelve loco, extiende la mano, la hace aparecer y con un gesto parece decirle: "tomá, acá está, te la presto".

El Riquelme histórico te la mandaba a guardar. Y no solo que la metía, sino cómo la metía. Goles llenos de magia. Riquelme hoy te la cuelga de un ángulo en el medio de un clásico, o te define el partido en el último minuto con un bombazo de otra galaxia.

El Riquelme del pasado tiró el "caño a Yepes". ¿Te acordás? ¡Cómo olvidarse! Un caño de otro planeta, no sé si de Marte o de Saturno, pero seguro que no es una jugada de este mundo. ¿Y aquel a Central? Se podría escribir una novela con ese túnel. El Riquelme de ahora inventa otro caño, un caño que no se puede explicar, un caño que no se puede entender, el caño fantasma.

El Riquelme de antaño se enfrentaba con el poder. A través de un histórico Topo Gigio puso al mismísimo presidente Macri en jaque. El Riquelme de hoy no necesita de topos, con solo pisar la Bombonera hace temblar a toda la comisión entera. Todavía retumba el "Angelici botón" que ayer estalló en las tribunas por duplicado.

El Riquelme de otras épocas ignoraba a "los muchachos de atrás del arco". Los ninguneaba. Los exponía. Nada de plata, nada de festejos, nada de visitas a la cárcel. El Riquelme de hoy los tiene tan lejos, que los intentos nefastos de la Barra para tapar el grito popular por la renovación son prueba suficiente.

El Riquelme de otrora era muy querido por el hincha. El Riquelme de hoy es amado y protegido por el pueblo bostero, por esos hinchas que ayer alzaron su grito de guerra, ni una ni dos ni tres, aproximadamente veinte veces, como para que ningún periodista berreta o encuestador de turno pueda tapar la realidad.

El Riquelme de antes y el de ahora son muy distintos, pero también son muy parecidos. Por eso solo le pido a Dios, que se quede Juan Román Riquelme, que se quede para siempre, para toda la alegría de la gente.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE - @Roquelme
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