Todos recordamos aquel lejano 2014, donde la polémica se desató por la ausencia de Carlos Tévez, en aquel momento figura del fútbol italiano. Además, Alejandro Sabella decidió llevar a Gabriel Mercado, José María Basanta y Fabian Fito Rinaudo, entre otros. También es recordada la batalla campal en octavos de final luego de la eliminación de Argentina ante el seleccionado de Honduras. Si bien en lo deportivo el resultado fue un 0-3 bochornoso, en la pelea propiamente dicha hubo una leve ventaja argentina, merced a las habilidades pugilísticas de Agustín Orión y las ventajas antropométricas de Gabriel Mercado, a quien ningún hondureño pudo agarrar del cogote para cagarlo bien a palos.
En las vísperas del Mundial 2018, ya con Ramón y Emiliano al frente del Seleccionado, la lista nuevamente desató la polémica. Las convocatorias de Michael Díaz, Osmar Ferreyra y el Juan Carlos Menseguez hastiaron a todo el pueblo futbolero. Los hermanos Funes Mori, Hernán Maisterra, Pochi Chávez, Pablo Lunati, Bruno Urribarri, Jonathan Bottinelli, Martín Aguirre y Marco Ruben fueron otros de los “tapados” que eligieron los Díaz. En el arco, el riojano no tenía dudas, Leandro Chichizola era el elegido. Tras los penales atajados y el campeonato de River en 2014, Ramón no solo lo puso de titular en la Selección, sino que además lo adoptó como hijo y hasta le regaló las notebooks que Emiliano había “tomado prestadas por error” en su paso por Independiente. Aunque quizás, la decisión más escandalosa de su gestión fue la vuelta de Riquelme a la Selección a la edad de 40 años. Ramón Díaz explicó que “Rusia tiene las condiciones climáticas ideales para que Román se luzca en su hábitat natural”.
En el Mundial le tocó compartir grupo con las selecciones de San Marino, Belice y Timor Oriental. El grupo fue denominado como “el grupo de la muerte”, ya que era preferible morir antes que ver un partido entero entre cualquiera de esos equipos. Argentina pasó el grupo sin problemas, pero en octavos de final cayó por 6-0 ante Colombia, resultado que fue festejado en soledad por el Nene Sanfilippo en el Obelisco. El único argentino cuerdo que se puso contento fue al Goyco, que post partido declaró: “Por fin, la concha de su madre, ahora quiero que hablen 25 años de los seis goles que se comió el forro de Chichizola, a mí no me rompan más las pelotas”.
Con el ciclo de Ramón irremediablemente terminado, llegó el turno de Ricardo Caruso Lombardi, en ese entonces entrenador del equipo multisubcampeón Gimnasia de la Chota. El desafío inicial que tuvo la Selección fueron los Juegos Olímpicos de Londres en 2020. La primera decisión exótica del nuevo entrenador fue convocar a 27 jugadores en lugar de los 30 que permitía el reglamento. Caruso defendió su costumbre de reservarse el 10%. Además, eligió a tres jugadores de la Liga Correntina, representados por Josemir Caruso, hijo del DT, y que nunca habían tenido roce internacional, salvo cuando intentaron cruzar la triple frontera hacia Paraguay sin documentos y lucharon, cuerpo a cuerpo, frente a la policía guaraní.
Luego de un desempeño olvidable en Inglaterra, un país entero aguardaba la lista de buena fe para este Mundial. “De buena fe” era la lista, no la gente que, harta de las últimas convocatorias, concurrió al acto con piedras, palos, bombas molotov rellenas de Manaos, granadas de mano y pancartas con leyendas que amenazaban a directivos de AFA y cuerpo técnico de la Selección Nacional. “No manchen la lista”, evocaba una. “Más transparencia en la elección de los jugadores”, exigía otra. “La Selección es de todos”, recordaba una colorida cartulina. “LA CONCHA BIEN DE SU MADRE, GRONDONA HIJO DE UN CAMIÓN LLENO DE XIPOLITAKIS”, acusaba la más hiriente.
Para sorpresa del pueblo argentino, la lista que Caruso Lombardi presentó ayer para el Mundial fue más que aceptable. Incluyó a futbolistas de gran desempeño a nivel internacional, a las estrellas argentinas del momento; a jugadores no tan hábiles pero que durante su ciclo habían cumplido un buen rol en las eliminatorias, y a futbolistas del ámbito local que merecían una oportunidad. Fue una elección perfectamente sobria. Pero como siempre, hay un detalle fundamental: la lista no incluye a Messi. ¿La razón? El astro argentino, cansado de no ganar un Mundial y no aprender el himno nacional, decidió dedicar su vida al origami y a atender un parrigato en la costanera de Rosario. (Ver carrera de Messi)
Desde Un Metro Adelantado, le deseamos muchos éxitos a nuestros jugadores en este nuevo desafío, y al menos nos aseguramos de que con Ricardo Caruso Lombardi, el Seleccionado no sufrirá descensos.
ADELANTADO DEL TIEMPO