MEMORIA Y BALANCE
Hace un año Boca sufría una durísima transición, que incluía la difícil tarea de barrer de una vez por todas la mugre que había dejado Falcioni. Asimilar el discurso bianchista también era un desafío que hasta ese momento no se había conseguido (derrota con Newells en la Copa y un nefasto torneo local).
Los que viven de pegarle a Boca ya pronosticaban el descenso en 2015, el final penoso del tercer mandato del Virrey, y el ocaso de la carrera de Riquelme. El equipo no tenía una defensa sólida ni un delantero que hiciera goles. Pero principalmente no tenía alma. Los jugadores no entraban a la cancha a ganar, entraban "a ver qué pasa".
En los últimos doce meses pasamos momentos malos y momentos buenos. Por esas cosas del destino, errores propios y también ajenos, no pudimos pelear ningún torneo. Pero si miramos los puntos del último año, estamos ahí, arriba de todo. No es un consuelo ni mucho menos, es la realidad. Por lo tanto, comparando aquel agitado 2012/2013, con este cierre de campaña 2013/2014, me animo a marcar diferencias y sacar conclusiones.
Boca encontró una defensa. La firmeza y seguridad de Forlín como pilar fundamental. Juan logró acomodar a un descontrolado Díaz, para que el Cata pueda demostrar toda su calidad. Por izquierda explotó el pibe Insúa, que a lo largo del torneo se fue asentando y demostró ser uno de los mejores laterales del país. Quizás las intermitencias de Marín y Grana sean la cuenta pendiente, pero hoy Boca tiene defensa.
El medio nunca terminó de afianzarse. Erbes incómodo por derecha, Gago irreconocible, Bravo sobrio pero con falencias, Miño en decadencia, y Colazo asomando. Pero apareció Riquelme, que volvió de la lesión y le puso armonía al desconcierto. El último Diez terminó el torneo dando una cátedra de fútbol y haciendo jugar muy bien a un equipo que no le sobraban ideas.
Boca encontró un goleador. Me dirán que es medio burro, que esto, que el otro. Pero Gigliotti tiene un promedio de casi un gol cada dos partidos con la azul y amarilla. Y convengamos que juega con un tipo al lado que tiene un balde en la cabeza. Boca tenía muchos goleadores y pocos goles. Hoy tiene uno solo pero la manda a guardar.
Empezaron a aparecer pibes con chapa de Primera. Hace un año ni Escalante ni Joel Acosta ni Fragapane ni tantos otros hacían pie. Hoy Cubas y el enano Acosta son el futuro que viene llegando.
Y fundamentalmente se nota un cambio de actitud. Hoy al equipo no le da lo mismo, los jugadores tienen hambre. El Boca de la recta final demostró que sale a ganar todos los partidos, como debe ser.
Por lo tanto, le pido al hincha que se quede tranquilo y confíe en este Boca. Si la impresentable dirigencia lo deja trabajar tranquilo al Virrey, le ofrece a Román un contrato como la gente, se ocupa de traer un par de jugadores y no regalar a nadie, estoy seguro que en seis meses, de la mano de Carlos Bianchi, todos la vuelta vamos a dar.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE - @Roquelme