Hay quienes nacen con velocidad. Esos que se codean constantemente con el desequilibrio, los que intentan romper con la estabilidad y la parsimonia del rendimiento medio, los que ponen a prueba a cada segundo los límites físicos que generosamente nos brinda la genética humana. Los que aceleran y te dejan de garpe, los que generan rupturas en las defensas más cerradas.
Hay quienes nacen con el don de la pegada. Aquellos que ponen la bola donde ponen el ojo, los que calibran la mira como los mejores francotiradores, los que eligen el destinatario con total impunidad y le sirven la pelota como a un rey le sirven la comida. Limpia, rozagante, reluciente, dispuesta para disfrutar sin el más mínimo esfuerzo.
Hay quienes nacen para hacer goles. Esos que tienen el arco entre ceja y ceja, los optimistas de las redes, los que se llevan los flashes de las cámaras de fotos, los que disfrutan su porvenir en las tapas de los diarios y revistas. Los que empujan la pelota, los que culminan las mejores jugadas, los que te embocan las que quedan boyando. Esos que vienen a buscar de Europa antes que a todos, demostrando una vez más otra de tantas injusticias.
Pero hay otros que nacen distintos. Hay otros que nacen con un conjunto de dones que no se encuentran en cualquier escuela. Aquellos que corren hasta el cansancio, los que bancan a muerte a sus compañeros, los que juegan lesionados, los que dan el ejemplo a los más chicos, los que te cagan a pedos pero también te felicitan, los que educan. Los tiempistas, los que saltan por sobre el resto, los maestros de la pelota parada, los que defienden a muerte la valla invicta, los que chocan con los delanteros, los que traban, los que rechazan. Los que llevan con honra la bandera pincha y representan fielmente los valores de nuestra ideología.
Hay gente que nace con un don particular, hay otros que nacen guerreros.
¡Gracias eternas, Chavo! Usted es un orgullo para Estudiantes de La Plata.
Por lo menos así lo siento yo
ADELANTADO PINCHA - @DrBidon
