Ya no queda nada, los corazones celestes están vacíos, nuestras ilusiones se van desmoronando a pesar de la fuerza que tratamos de ponerle. Resulta complicado pasar las semanas sin pensar en Atlético. El Celeste fue empeorando su salud psicológica y empezó a preocuparnos, como si se tratase de nuestro propio hijo, como si se tratase de mi propia hija, llamada Alma Celeste.

Alma, un poco de lo que le falta o perdió el equipo, que no deja en claro hace rato para qué sale a la cancha, cuál es la idea, la estrategia, el objetivo final.

Vamos viendo cómo los otros pueden ganar como si nada, cómo Godoy Cruz pelea arriba, cómo ahora los fantasmas de Quilmes salieron del descenso, como Tigre, sí, Tigre gana, cualquiera gana, menos nosotros.

El sábado no va a quedar otra que ganar, cualquier otro resultado nos deja con un pie en la nueva división A “B”. El pueblo cremoso necesita urgente una alegría, una satisfacción, una esperanza de creer que aún no estamos muertos, que aún somos de Primera y lo seguiremos siendo.

Recuperen la dignidad muchachos, esto es Atlético, ¡dejen la vida!

Por lo menos así lo siento yo.

ADELANTADO CREMOSO - @ExequielMelano