¡Qué complicado es escribir después de un partido como el del fin de semana! ¡Qué complicado es caer en la cuenta de que nos la dificultamos nosotros solitos! ¡Qué complicado es tener partidos casi ganados y por descuidos en defensa, quedarnos sin la posibilidad de acercarnos a la zona de ascenso! Pero lo más complicado de todo, es afrontar la realidad y aceptar que el rival más duro de San Martín, es San Martín.
Analizar un juego en el que te empatan en el minuto 94 con un gol de cabeza, una defensa atornillada al piso y un arquero que la ve pasar sin la más mínima intención de ensuciarse la ropa para intentar despejarla, no tiene mucho sentido. Inevitablemente vamos a caer en la necesidad de insultar a medio planeta, querer que echen al DT, la CD, los jugadores, los utileros, al choripanero, al cocacolero…que se vayan todos, bah.
Pero la amargura y la desilusión no nos tienen que hacer caer en esto. Las chances, aunque remotas e improbables, están. Sólo el pasar de las fechas nos dirá para qué estamos, pero para ser sinceros, pocas ilusiones quedan en los corazones verdinegros.
La próxima fecha, contra Ferro en casa, tal vez sea la última oportunidad del Santo para seguir con posibilidades.
Pero esta semana, San Martín debe afrontar su mayor deuda pendiente de estos últimos años. Enfrentará en el Estadio del Bicentenario de nuestra Provincia, a Cipolleti por la Copa Argentina, torneo que le viene siendo esquivo al club, ya que nunca pasó de su primer partido. En las anteriores ediciones cayó ante Sarmiento de Junín y Unión de Villa Krause.
Esperemos que el irregular andar del equipo tenga esta semana una revitalización y podamos volver a festejar.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO VERDINEGRO - @martinvillegas2
