Crónica de un desenlace anunciado. Un equipo desmotivado, desordenado y desorientado. Puntos más que vitales para entender por qué se llegó a esto, lo que yo tanto recalqué cada semana. La incoherencia de un director técnico que subestimó el desarrollo del campeonato y que hoy no encuentra cómo escaparle a sus palabras, que han quedado sepultadas por los catastróficos hechos.
Atlético, no mucho tiempo atrás, llamémosle hace unos 10 partidos, figuraba entre los primeros puestos de un campeonato muy parejo, ingresaba cómodamente en la próxima edición de la Copa Sudamericana, y miraba con mucho alivio la tabla de abajo. Esa situación positiva relajó a más de uno, le hizo creer que el camino podía ser fácil, y que con lo que había se iba a poder aguantar acomodado en ese privilegiado lugar.
Por desgracia, los malos momentos aparecieron y se expandieron como un virus por todo el sistema vital de Atlético, que empezó a mostrar síntomas de desvanecimiento, como afectado por una enfermedad sin cura. De aquellos buenos tiempos nos trasladamos a estos, con 16 fechas del campeonato disputadas, y con un presente totalmente disímil a aquel que grafiqué más arriba.
Ocho partidos sin poder ganar, una sequía total en nuestra propia cancha –nuestra fortaleza-, inevitablemente iba a desencadenar en algo negativo. Y acá estamos, décimo-séptimos en la tabla del campeonato y en la de los promedios, a un puesto del descenso directo, y lejos de esa preciada Sudamericana.
¿Qué te pasó Atlético? ¿Por qué subestimaste el campeonato así Burru? ¿Por qué no cambiaste lo que fallaba y dejaste que sigamos cayendo a pedazos?
Creo que son preguntas que no podremos contestar, y que ya no tiene sentido hacerlo. Ya estamos en la lona. En lo que queda, tenemos que ganar y salir de acá, porque un error más nos precipita a una caída dolorosa. Despertemos a tiempo. Si no, el infierno nos espera.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO CREMOSO - @ExequielMelano