Otra vez la misma historia y van. Cuando uno ve la misma película una y otra vez cansa, al menos que esté muy buena. Ya sea de terror, comedia, suspenso, drama, uno conoce como va a terminar y ya pierde sentido. Pero hay otros filmes que con una vez basta y sobra. Sí la ves en la tele mientras hacés zapping, ahí nomás cambiás de canal. Son aquellas que las viste un día y dijiste “nunca más”. Bueno, eso pasa con Talleres. Por enésima vez nos empatan un partido ganado y faltando poco para el final, como para sumarle el IVA, ¿viste?
La escena de la foto con la que acompaño estas líneas ya me harté de verla. Cabezas gachas, algunos buscando respuestas en el verde césped, otros pidiéndole explicaciones a sus compañeros. Somos masoquistas, no nos basta con qué nos pase una vez. Volviendo al tema de la película, es como verla a pesar de que no sea de tu agrado. Entonces, ¿para qué la vez? Repito varias veces la palabra “vez” porque no entiendo cómo nos puede pasar tantas veces. Es una mufa que nos viene siguiendo durante toda la segunda rueda y no nos deja salir del descenso.
Ante un rival directo y en su reducto, fuimos superiores, manejamos la pelota y, sí de merecimientos se trata (cuántas veces repetí esa palabrita en mis notas) tuvimos que haber goleado. Pero bueno muchachos, somos Talleres y cuando más necesitamos sumar es cuando menos lo hacemos. Un error tras otro, como esperando que el contrario marque el gol. Está bien que el árbitro tuvo su cuota de culpa, pero no quiero excusarme con eso. Fallamos en ambas áreas cuando no tuvimos que hacerlo. Cosas del fútbol, cosas que le pasan a Talleres.
El famoso refrán futbolístico que reza “los goles que no se hacen en un arco, se hacen en el otro” se pudo comprobar el sábado a la tarde. ¿Cómo si el arquero de Brown fue figura nos llevemos un mísero empate de Adrogué? Está más que claro que en el fútbol la lógica no manda, pero tampoco tiene que ser tan ilógico, por lo menos con nosotros. 8 veces en este bendito torneo nos convirtieron en los minutos finales. Sólo es un dato, no quiero hablar de que hubiese pasado si sumábamos lo que realmente merecíamos porque es hablar sobre cosas que no sucedieron.
En fin, empatamos y seguimos en descenso. Está bien, se mejoró en lo futbolístico y no se perdió desde que asumió Ghiso, pero cuando la soga la tenes en el cuello no queda otra que ganar. Todavía dependemos de nosotros, que quiero creer que es positivo. No es muy seguro que Talleres dependa de Talleres por como venimos, pero bueno, mientras haya vida hay que seguir luchando. Quedan 7 finales, ¿qué tal si empezamos a ganar? La primera contra Boca Unidos el sábado.
¿Hace falta agregar algo más? Ah, sí. Antes de finalizar quiero dedicarle unas líneas a la película de Talleres “Locura que enamora mi ciudad”. Por eso el título, je. Sí usted ama al fútbol, no hace falta que sea del Matador para verla. Emoción, risas, lágrimas, un combo difícil de resistir ante cualquier film. Recomendada por su servidor, no se va a arrepentir de verla.
Por lo menos así lo siento yo.
La escena de la foto con la que acompaño estas líneas ya me harté de verla. Cabezas gachas, algunos buscando respuestas en el verde césped, otros pidiéndole explicaciones a sus compañeros. Somos masoquistas, no nos basta con qué nos pase una vez. Volviendo al tema de la película, es como verla a pesar de que no sea de tu agrado. Entonces, ¿para qué la vez? Repito varias veces la palabra “vez” porque no entiendo cómo nos puede pasar tantas veces. Es una mufa que nos viene siguiendo durante toda la segunda rueda y no nos deja salir del descenso.
Ante un rival directo y en su reducto, fuimos superiores, manejamos la pelota y, sí de merecimientos se trata (cuántas veces repetí esa palabrita en mis notas) tuvimos que haber goleado. Pero bueno muchachos, somos Talleres y cuando más necesitamos sumar es cuando menos lo hacemos. Un error tras otro, como esperando que el contrario marque el gol. Está bien que el árbitro tuvo su cuota de culpa, pero no quiero excusarme con eso. Fallamos en ambas áreas cuando no tuvimos que hacerlo. Cosas del fútbol, cosas que le pasan a Talleres.
El famoso refrán futbolístico que reza “los goles que no se hacen en un arco, se hacen en el otro” se pudo comprobar el sábado a la tarde. ¿Cómo si el arquero de Brown fue figura nos llevemos un mísero empate de Adrogué? Está más que claro que en el fútbol la lógica no manda, pero tampoco tiene que ser tan ilógico, por lo menos con nosotros. 8 veces en este bendito torneo nos convirtieron en los minutos finales. Sólo es un dato, no quiero hablar de que hubiese pasado si sumábamos lo que realmente merecíamos porque es hablar sobre cosas que no sucedieron.
En fin, empatamos y seguimos en descenso. Está bien, se mejoró en lo futbolístico y no se perdió desde que asumió Ghiso, pero cuando la soga la tenes en el cuello no queda otra que ganar. Todavía dependemos de nosotros, que quiero creer que es positivo. No es muy seguro que Talleres dependa de Talleres por como venimos, pero bueno, mientras haya vida hay que seguir luchando. Quedan 7 finales, ¿qué tal si empezamos a ganar? La primera contra Boca Unidos el sábado.
¿Hace falta agregar algo más? Ah, sí. Antes de finalizar quiero dedicarle unas líneas a la película de Talleres “Locura que enamora mi ciudad”. Por eso el título, je. Sí usted ama al fútbol, no hace falta que sea del Matador para verla. Emoción, risas, lágrimas, un combo difícil de resistir ante cualquier film. Recomendada por su servidor, no se va a arrepentir de verla.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBIAZUL
