El equipo de Guillermo desde su formación se caracterizó por el buen jugo. Un grupo de profesionales que pregonan la pelota al piso. La combinación de precisión y velocidad llevaron a este equipo a lo más alto de Sudamérica, ganándose el respeto dentro y fuera de país. La admiración de muchos, y la envidia y rencor de otros. Mas allá de sus cualidades y adjetivos ganados, este grupo jamás dudó en arremangarse cuando las cosas no salieron.
Un equipo en el que no hay figuras. Lejos está cualquiera de ellos de ser la estrella. Todo se hace pensando en el compañero. Cuando Silva llega hasta su propia área a defender o cuando el “Cali” mete un amague y centro atrás en el área rival. La fuerza de voluntad ante la adversidad emociona. Y esta semana no fue la excepción. De estar prácticamente afuera de la Copa a liderar el grupo. Y quedar a solo dos puntos del líder en el torneo doméstico.
El jueves ante el Ciclón paraguayo el equipo dio muestras de madurez y templanza. Cuando el empate nos dejaba sin la ilusión de jugar octavos de final, la paciencia y el orden dieron sus frutos. Ante una incesante lluvia, el trabajo en conjunto sumado a una actuación soberbia de Somoza, Araujo y Velázquez nos llevaron a la victoria.
Algo similar se vivió el domingo en “La Fortaleza”. Ante un rival igual de duro que los paraguayos. Pero esta vez la lluvia fuerte cayó antes del encuentro. El domingo no estuvieron Maximiliano Velázquez y “Pipi” Araujo. Como consecuencia de ambas ausencias Lanús perdió sorpresa. Pero se ganó. Y tiene un valor igual de alto que el del partido de Copa. Porque ante rivales duros y las inclemencias climáticas quedamos muy bien parados en ambos torneos.
Aunque Marchesín (el mejor arquero del país), Paolo Golzt (el mejor central de Sudamérica) o “El Pulpo” González (el pibe que resurgió de sus cenizas) no sean tenidos en cuenta para la Selección. O aunque los grandes medios deportivos no nos tengan en cuenta en la lucha de ambos torneos, Lanús sigue ganando bajo la lluvia.
Un equipo en el que no hay figuras. Lejos está cualquiera de ellos de ser la estrella. Todo se hace pensando en el compañero. Cuando Silva llega hasta su propia área a defender o cuando el “Cali” mete un amague y centro atrás en el área rival. La fuerza de voluntad ante la adversidad emociona. Y esta semana no fue la excepción. De estar prácticamente afuera de la Copa a liderar el grupo. Y quedar a solo dos puntos del líder en el torneo doméstico.
El jueves ante el Ciclón paraguayo el equipo dio muestras de madurez y templanza. Cuando el empate nos dejaba sin la ilusión de jugar octavos de final, la paciencia y el orden dieron sus frutos. Ante una incesante lluvia, el trabajo en conjunto sumado a una actuación soberbia de Somoza, Araujo y Velázquez nos llevaron a la victoria.
Algo similar se vivió el domingo en “La Fortaleza”. Ante un rival igual de duro que los paraguayos. Pero esta vez la lluvia fuerte cayó antes del encuentro. El domingo no estuvieron Maximiliano Velázquez y “Pipi” Araujo. Como consecuencia de ambas ausencias Lanús perdió sorpresa. Pero se ganó. Y tiene un valor igual de alto que el del partido de Copa. Porque ante rivales duros y las inclemencias climáticas quedamos muy bien parados en ambos torneos.
Aunque Marchesín (el mejor arquero del país), Paolo Golzt (el mejor central de Sudamérica) o “El Pulpo” González (el pibe que resurgió de sus cenizas) no sean tenidos en cuenta para la Selección. O aunque los grandes medios deportivos no nos tengan en cuenta en la lucha de ambos torneos, Lanús sigue ganando bajo la lluvia.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO GRANATE - @adelantadoGRANA
ADELANTADO GRANATE - @adelantadoGRANA
