Hace tiempo que nos vienen metiendo conceptos tácticos, estrategias y numerosas especulaciones con respecto al desarrollo de los partidos.
Hace tiempo que los goles escasean, que los equipos que tratan bien la pelota son los menos y que a los habilidosos se los desprotege.
Hace tiempo que nos olvidamos de ver equipos intercambiar golpe por golpe y preocuparse por hacer goles, en vez de poner atención en no recibirlos.
En este contexto actual se hace difícil ver partidos en los cuales el suicidio no sea una opción potable para los espectadores en el minuto 25 del segundo tiempo. Y se hace mucho más difícil aún, encontrar partidos que nos mantengan expectantes e interesados en el desarrollo, como sucedió el domingo en la colmada (?) cancha de Lanús.
Más allá del resultado, lo destacable del encuentro es que a pesar de estar el campo de juego en condiciones deplorables, ambos equipos intentaron jugar y atacar con la pelota al piso. De esa manera se vieron entre 10 y 15 situaciones claras de gol (repartidas entre ambos equipos). Otro aspecto positivo a destacar es que ni Lanús estando arriba ni central en el empate, se dedicaron a ensuciar el partido haciendo tiempo.
De eso se trata el fútbol, señores. De que cada equipo intente con sus armas y de preocuparse más por hacer un gol, antes de cuidar el 0. Si la mayoría de los equipos tuviesen esta mentalidad se verían espectáculos deportivos y no partidos en lo que se mezcla la angustia con la locura de ganar “como sea”.
P.D: Párrafo aparte para los fundamentalistas de la queja que se quedan llorando por el gol mal anulado a Abreu y por la actitud de Russo de no hacer los 3 cambios. ¿Para qué mierda quieren que haga cambios si el equipo atacó todo el partido y tuvo una de las mejores producciones del año?
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO CANALLA
