Quilmes. La peor desilusión nos golpeó en casa contra Estudiantes. Un partido en el cual no salió nada, con poco de merecimientos, dos goles de carambola y una dormida defensiva indecible que nos liquidó. La tarde en la que un delantero caído volvió al gol para levantar la moral, y al rato marró un penal decisivo, muy mal pateado, para devolverla al subsuelo. Una fecha repleta del típico “estudié pero no me acuerdo” del primario. Abundantes presencias en área rival pero un “aún no satisfactorio” gigantesco en la materia “gol”, mucho por gran mérito del arquerito hacedor de tiempo del puntero amarrete, que fue figura; otro tanto por falta de temperamento de los responsables de vencerlo. Quilmes perdió el partido a ganar para poder darse el lujo de caer la fecha siguiente en cancha de Vélez y aún así seguir soñando. Post-partido sin técnico por renuncia en caliente. El Cervecero, virtual y moralmente, descendido.
Nuevo día. Un plantel que convenció al DT de que no se fuera, entendiendo que si eso pasaba, era el final sin vueltas. Locura. Nueve cambios en la alineación principal, mucha juventud y sangre de la cantera, de la que siempre se derrama cuando las cosas peor están. Uno de los últimos, con equipo alternativo, a visitar a un gran animador con equipo titular. Tentativa de suicidio.
Liniers. El corazón, las ansias y la incertidumbre contra la prolijidad, el modelo y la jerarquía. El sacrificio inevitable se llevaba a cabo. De pronto, cuando la balanza de la especulación se inclinaba totalmente para la realeza del local, de manera impensada el mendigo y el príncipe intercambiaron roles como en la vieja obra literaria. Quilmes salió a batallar con todo su orgullo, fue efectivo y metió dos goles de arranque. Fue inteligente, se defendió, sufrió pero supo liquidar de contra. A pesar de ser asediado por el poderoso, se llevó tres puntos de donde nadie iba decir nada si no sumaba.
Todo al revés. Lo rebuscado de la suerte y la rareza del fútbol lograron que haciendo exactamente lo que no se esperaba, donde no se lo planeaba y cuando no se lo imaginaba, pasemos de candidato directo al descenso a acariciar la posibilidad de salir de la zona roja si se dan un par de resultados. Del peligro de muerte a la posibilidad de alcanzar el Olimpo la semana que viene con el pecho inflado.
Quilmes.
Un respirador para mí. Por favor.
Por lo menos, así lo siento yo.
ADELANTADO CERVECERO – @adrian28qac
