Varias cosas hacen pensar que el destino de Argentinos está escrito. Ayer lunes, teníamos una chance de acercarnos a Godoy Cruz, All Boys y Colón. Claro, la chance era difícil, ya que jugábamos contra Estudiantes en La Plata y nunca nos fue bien allá. Pero estábamos en esa situación complicada porque las otras chances, como contra Colón y All Boys, las dejamos pasar.

A pesar de que el equipo fue para adelante, impulsado por el Bichi, seguimos sin hacer goles. Las chances las tuvimos, pero no se nos da. El arquero de ellos tapó un par muy buenas. Nereo también tuvo bastante trabajo, pero el partido se terminó dando como el Bichi quiso: a matar o morir. Cuando salimos campeones, en varios partidos terminamos jugando así. La diferencia es que el estado de ánimo que teníamos para ese entonces era otro y los resultados se daban.

Hoy en día, los resultados no se dan y ya casi no tenemos tiempo para revertir la situación. Más ahora que nos toca jugar con Vélez en la Paternal, tenemos una nueva chance y esta vez más complicada de empezar a ganar de una vez por todas. Estamos con los ánimos por el piso y, cada vez que pasan los partidos y vemos que, a pesar de todo el esfuerzo, los resultados no se dan, uno empieza a darse cuenta que estamos muy cerca de caer.

De todas formas, siempre hay que ir para adelante y jugarse el todo por el todo. Ahora, más que los rivales, me preocupa el mismo Argentinos. El equipo apareció y no tiene mucho que mostrar. Solo nos queda el amor propio para levantar esta situación demasiado apremiante. Esta situación que nos deja al borde del abismo y muy cerca de caer.

Por lo menos así lo siento yo.