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18 marzo 2014

VESTIDOS PARA LA OCASIÓN


18 marzo 2014

Todos teníamos la certeza de la derrota. Y, aunque en nuestros corazones palpitaran deseos y fe inquebrantables, antes de que la pelota rodara todos estábamos vestidos para la ocasión. Después de los primeros minutos, se acabaron la fe y las ganas de alentar. Y cuando el gol llegó y el médico estampó la rúbrica del certificado de defunción, abrió las puertas del mismísimo Hades, la probabilidad de una goleada y del boleto sin regreso.

Porque, con el pésimo nivel que exhibieron todos los jugadores (incluido Saja), lo que más me preocupa es lo que vendrá. Algo podrido huele en Avellaneda y ya se elucubran variantes al respecto porque… ¿Se puede jugar tan mal o es adrede? Cualquiera de las dos opciones nos condena.

Hubo dos equipos en el estadio Bielsa: uno de fútbol, el otro de todo por dos pesos, de rifa barata en kermés escolar. El único que se salvó del incendio fue De Paul… y lo sacaron. Lo veía a Cáceres y a Gómez y pensaba “Acá hay algo grave que no funciona. A este tipo lo echamos a patadas en el tujes y casi nos emboca”. Otra vez abrimos las compuertas de los laterales e hicimos agua por los costados. Y los centrales fueron los sultanes de la incertidumbre con un refuerzo que regala la pelota en el área contraria (esto sin contar que en el vestuario ya estaban poniéndole la gotita en el cráneo) para generar un contragolpe que devino en catástrofe.

Y la pregunta del millón ¿Qué carajo pasó con Zucculini? ¿Con ese pibe que quitaba, jugaba y convertía goles? Misterio. Siquiera se arrima a la medialuna. Esto es llamativo ¿Está mal física o psíquicamente? Quizá se trate de algún extra, gemelo u otro hermano que desconocemos y trabajaba de figurante en góndola de feria de barrio.

¿Y lo que el Vietto se llevó? Otro misterio ¿Y el súper chino? ¿Se trata de una patética remake de héroe en decadencia? En el primer gol hay tres errores consecutivos: el último es el del arquero, quien debiera haber salido a cortar el centro. No era tan complicado ni dudoso. Veo la repetición y es alarmante. Señores, cayó el último bastión.

El panorama es oscuro u obscuro (puede escribirse de ambas formas). Si Racing no le gana a Belgrano saltará otro fusible, uno de bronce bruñido. Y en el ruedo aparecerán nuevos nombres, nuevas caras y tendremos otro técnico, de la casa o foráneo; se igual. El problema es otro. Siempre dije: “Si un integrante del plantel juega mal un partido es su culpa. Si juega mal varios partidos es culpa del técnico, quien insiste”. Ahora bien, si el mismo jugador sigue jugando mal mientras desfilan los técnicos… el problema parte de arriba.

No existe equipo que funcione como tal si le regala la pelotita al contrario o la divide. Tan simple como eso. Podés quitarla mil veces pero mil veces volverá y te cascotearán el rancho durante noventa minutos hasta que el techo ceda. No tenemos un jugador de área, no hay quien distribuya, el medio es un desierto inhóspito y la defensa tan insegura como el conurbano a las dos de la madrugada. Y por más que el reflector proyecte una imagen en el cielo de ciudad gótica ya no hay paladín que nos salve. Se puede perder, empatar, ganar. Pero esperar distintos resultados, haciendo lo mismo, es cosa de locos.     

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO 

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