NOVEDADES

11 marzo 2014

RACHA APUÑALADA


11 marzo 2014

Tristeza. Bronca, desazón, impotencia, indignación, desprecio. Pero todo se resume en lo primero: tristeza. La cancha de Quilmes, otra vez, fue sede del desastre. Y claramente, no estoy hablando de fútbol.

Enfrentamientos violentos como mal común; guerra de poderes para ser los dueños de lo que en realidad tendría que ser de todos y, por lo tanto, de nadie. Operativos policiales entongados con la política general y las dirigencias de los clubes, que encima hay que pagar por adelantado y ni sirven, ni sorprende que no sirvan. En este caso, se pusieron  alrededor de 85.000 pesos para que la policía no hiciera ni siquiera el cacheo obligatorio como corresponde. Lo irónico es que si vos, hincha común, vas con una botellita de agua, te la hacen dejar afuera; pero la escoria de siempre entra con facas enormes y se mata adelante de los uniformados, que después se lavan las manos de toda responsabilidad. Los resultados son cada vez peores.

Lo que yo no entiendo, y quisiera que me expliquen todos los que festejan a la barra, los aplauden, les sacan fotos y les cantan como si fueran el ejemplo de amor al club a seguir, es de qué hinchas de Quilmes me están hablando. No veo que querer a Quilmes sea caminar por las gradas entre charcos de sangre. No capto tampoco cómo los supuestos apasionados del Cervecero, pueden preferir estar peleando a muerte que mirando el partido. O capaz nadie se da cuenta de que esa gente, que nos roba lo lindo de ir a la cancha y nos lo reemplaza por miedo, en lo que menos piensa, es en el bien del club. Entran tarde, rompen todo, y si el equipo está perdiendo, se van antes. No les calienta que gracias a todo lo que pasó, seguro nos vuelven a suspender y nos vamos a perder la recaudación que la próxima fecha de local, con Boca, podría dejar. Lo peor de todo es que sí se dan cuenta, pero de alguna forma oscura, los que los pueden erradicar, prefieren tenerlos en escena porque les sirven.

Se cortaron las rachas y se acabó la felicidad. En la tribuna, dos fechas de local sin problemas, después de haberse jugado una sin público por disturbios, fueron lo máximo que se aguantó hasta que se pudrió todo de nuevo. Y en cuanto a lo futbolístico, sé que no es excusa, pero tampoco se puede negar que para los jugadores, salir al partido a sabiendas de lo que pasa entre la gente que los tiene que alentar, es un factor que descoloca e impide desenvolverse con la claridad que un buen ambiente inspira. Adentro del campo casi que el equipo se contagió del clima y jugó el peor partido desde que empezó el torneo, y fue superado justamente por un equipo mediocre pero que estuvo concentrado. Y así, con ese baldazo de agua fría, se dejó atrás el veranito de las dos victorias consecutivas contra Tigre y Arsenal y volvió a meterse de lleno en el otoño gris de la pelea por evitar el descenso. Difícil. Todo difícil. Y todavía más triste.

Por lo menos así lo siento yo.

ADELANTADO CERVECERO – http://twitter.com/adrian28qac
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