Y este día que tanto esperaste al saber que tu equipo juega, hoy lo vivís distinto. Te despertás, mirás por la ventana, y ves que afuera hay un simil apocalipsis. Ya empezás a preocuparte. Abrís Facebook, Twitter, algunos portales de noticias y leés: “El partido de esta tarde está en duda”. Ahí empezás a planear cómo suicidarte o qué tipo de veneno podés tomar para evitar tanto sufrimiento.
Por suerte, las horas pasan, el cielo gris empieza a clarear y comienza a mostrar su tradicional color celeste con algunas nubecitas blancas. Eso indica una cosa, apareció tu Atlético, mi Atlético, se acabó la ansiedad, hoy juega La Crema. ¡El Barrio Alberdi es un carnaval!
Calzás la camiseta y tu bandera, y te vas a la cancha con la ilusión de volver a sonreír, teniendo enfrente a un bravo muchachito como Vélez, que no se achica nunca y cuando toca te vuelve loco. Sin embargo, tenés la suerte de que el otro equipo tenga un poroto entre sus 11 protagonistas, que está más perdido que la Jelinek en el Malba, y te vas al descanso 2-0 y con 5 litros menos de sudor.
Pese a que el otro se quiso hacer el guapo gozándote en la cara, vos le decís "Mirá lo que tengo yo, no soy ningún pijuí". Encarás a la más fácil del boliche, te la llevás, y para cerrar una noche perfecta, se la ponés con vaselina, acabando con tanta mala leche y disfrutando que por suerte, seguís siendo uno de los capos del lugar.
Rafaela es así, se revoluciona cuando Atlético juega, y si el campeón gana, ¡a la noche los Celestes estamos de fiesta!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO CREMOSO - @ExequielMelano
