Por mantener la concentración y la energía por más de 90 minutos. Por explotar al máximo las virtudes grupales conociendo los límites de las capacidades personales. Por cumplir un rol al pie de la letra, por respetar los principios que rigen la táctica y la estratégica. Por ser obedientes y a la vez atrevidos; por ser responsables y también astutos. Por demostrar que, en nuestra escuela, el bidón es hereditario.
Por haber entendido cómo se juega un clásico. Porque las guerras no se transitan con apatía, con indiferencia o con tibieza. Las grandes batallas son potestad de los mejores soldados, de los más aptos, de los que anhelan dejar una huella en la historia. Porque cuando un pincha sabe lo que quiere, el mundo entero se abre camino.
Por enarbolar nuestra bandera en tierras extrañas, en tierras esquivas. Por hacerse fuertes en la adversidad, por representar con fervor nuestra ideología, por defender el escudo en nombre del hincha. Desde la época del Zorro, del gran Zubeldía. Solos contra todos, desde Old Traford a Argentina.
Por seguir estirando la paternidad platense. Por ganar el partido que todos deseamos. Por celebrar como fanáticos en el medio de la cancha, por tocar el bombo en el vestuario al ritmo del desenfreno de la algarabía. Por llevar con orgullo la roja y blanca a la cima.
Por eso y mucho más, les quería decir a los jugadores... ¡Gracias! Porque jugando así honramos lo que somos, volvemos a las fuentes, fortalecemos esos valores que nos hacen únicos. Es así, no hay vuelta que darle. Jugando así, no me caben dudas, ¡somos cada día más pincharratas!
¡Qué lindo es ser de Estudiantes!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PINCHA - Dr. Bidón
