Había que ganar como sea, no importaba cómo. Viajábamos a Pergamino para disputar un partido clave, de esos que se titulan “de seis puntos”, debido a que Douglas es un rival directo. Pero el panorama, que ya era malo por lo demostrado ante Sarmiento, siguió igual. O empeoró. Volvimos a las viejas épocas: de visitante no damos pie con bola. Una nueva derrota (tres seguidas fuera de casa) y parece que nos estamos hundiendo, como en la Batalla Naval. Espero que nuestro barco sea de esos que ocupaban varios casilleros, porque sino…

Da la sensación que estamos mufados. ¿Cómo puede ser que lo bien que se jugó en el verano, no se pueda plasmar cuando se juega por los puntos? Parece que nada alcanza, porque ni jugando mejor que el rival se nos da los resultados. Pero esto es sencillo: el fútbol, como se sabe, se gana con goles. Ellos convirtieron la que tuvieron y nosotros fallamos las que tuvimos. Lea bien, señor lector y distinga el singular del plural. Fuimos mejores, generamos más chances y, sin embargo, nos venimos a Córdoba con nada. El rival convirtió el gol que le dio el triunfo a través de un tiro libre y nosotros no pudimos lograr el empate, a pesar de errar algunos mano a mano, de que nos dio dos tiros en el palo en la misma jugada y hasta nos anularon mal un gol.

La semana pasada escribí que no había nada positivo luego de nuestra excursión a Junín. Hoy puedo decir que hubo algo para rescatar: la rebeldía, el corazón, la vergüenza deportiva. Porqué podes perder como el viernes pasado, donde no pusimos ni las manos. Pero el domingo el equipo mostró que tiene algo de sangre. Algo por lo menos. Porque fue a buscar el empate a como dé lugar. Pero bueno, a veces la pelota pega en el palo y sale, ¿viste? De todas formas, que el árbol no tape al bosque: si hubiéramos jugado mejor, de seguro algo nos traemos. No hay que darle toda la responsabilidad a la mala suerte, porque sino ya estamos condenados.

Ya pasó el “falta mucho” o “quedan tantos puntos en juego”. Es hora de arrancar y empezar a sumar cuánto antes. Hago memoria y esto me parece que lo vengo diciendo hace rato. Obviamente que sí es jugando un buen fútbol, mejor. Pero primero lo primero: sumar puntos. A esta altura no nos podemos dar el lujo de decir “jugamos bien, pero perdimos”. No, ya no. Eso déjalo para el principio del torneo. Prefiero decir “el rival nos puso contra un arco y lo ganamos de contra”. Má si, que me importa.

Parece que cuando el equipo gana, todo es más fácil, más llevadero. En todo sentido. Ahora cuando pierde, uff la semana no se pasa más. El próximo partido parece que es de acá a un año. Favor de avisarle a Forestello que el calendario es bastante ajustado esta temporada, así que no hay margen a cometer muchos errores más. Todavía no encontró el equipo. Para colmo, en estos dos partidos jugados en el 2014, hay poco y nada para salvar. Así que es cuestión de trabajar a full en la semana, despertar a los jugadores y hacerlos que pongan primera. Los refuerzos todavía no han rendido, ¿no será hora de los pibes? Esperemos que esto no siga igual de mal.