Primero Córdoba, el mítico Chateau Carreras, hoy Mario Alberto Kempes. Un reducto siempre duro, y más con un rival que sabe cerrarse atrás como Belgrano (más allá de mis sensaciones ante un equipo que se cuelga del travesaño de local). El panorama pintaba complicado para Berti, que se jugaba la continuidad en tierras cuarteteras, y puso lo mejor que tiene. Ahí por primera vez en el año, vi a Newell's tratando de ser Newell's. Por lo menos de a ratos. Pelota al piso, toques cortos y gambeta cuando la defensa del rival no permite filtrar el pase para que el compañero quede mano a mano. A pesar de ser claramente dominador del juego, la Lepra se trajo un empate con gusto a poco, merced a la imprecisión de los delanteros, y la mala pata en defensa.
El domingo, de vuelta al Coloso. Preocupado porque se repite el equipo, aún teniendo un cruce fundamental por Libertadores pocos días después. Aunque, la verdad, cuando sale el equipo a la cancha, al grito de “Rojinegro, la banda ya llegó...” me olvidé de todo. Más aún cuando, apenas empezado el partido abrimos el marcador con un gol a lo Newell's: cuatro tipos la tocan en los últimos 20 metros, centro de uno de los laterales, uno de los delanteros se la baja al otro marcador de punta, que fusila al arquero de la Crema. Golazo para desatar la locura en el Parque.
Después, salvo la pálida que supuso el mal pase atrás y el penal que terminó en gol en contra, el partido fue de Newell's, que lo manejó a su antojo. Goleada para sacarnos la mufa, y cortar una racha horrible. Ciro, ex líder de Los Piojos, canta con su nueva banda “Qué placer verte otra vez…”. Y la verdad que tiene razón. Qué placer verte otra vez, Newell’s….
Por lo menos así lo siento yo
ADELANTADO LEPROSO - @Fran_Cinelli
