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26 febrero 2014

EMILIANO DÍAZ HABLA CON DIOS


26 febrero 2014

Dios: ¡Mamadera! Qué fulero es el hijo de Tevez… ¡Hola..!

Emiliano: Hola, ¿hablo con Dios?

Dios: No, con Mariano Iúdica.

Emiliano: Ah, perdón. Entonces me confundí y llamé a Polka.

Dios: No, querido. Soy Dios.

Emiliano: ¿Cómo? No entiendo. ¿Entonces Iúdica es Dios?

Dios: No tengo todo el día, pibe. ¡Dale!

Emiliano: ¿Dale? ¿Sos vos, Mariano?

Dios: ¡No, nene! ¿Vos me escuchás llorar acaso? Soy Dios, el Señor, el Barba, el de arriba.

Emiliano: Es que arriba veo el techo.

Dios: En el más allá.

Emiliano: ¿Más allá dónde? ¿Pasando la losa?

Dios: Bueno… se nota que te faltan un par de aplicaciones… Tengo que cambiar al proveedor de neuronas, me está estafando.

Emiliano: Bueno, ¿me va a ayudar o qué?

Dios: “Qué”.

Emiliano: ¿”Qué” qué?

Dios: Pf, no importa. Decime qué querés, pibe.

Emiliano: Quiero saber qué va a pasar conmigo y con mi viejo, Ramón.

Dios: Ah, vos sos… con razón… ahora me cierra por qué te cuesta tanto… Bueh, no importa, dejalo ahí. Así que querés saber dónde van a terminar ustedes.

Emiliano: Claro, para eso lo llamé, Señor.

Dios: En cana van a terminar… Pero eso más adelante. ¿Vos querés saber dónde van a terminar dirigiendo ahora, no?

Emiliano: Claro. Quiero saber con qué me voy a encontrar en el futuro.

Dios: Bueno, andá sabiendo que van a terminar en Atlético.

Emiliano: Qué bueno, ¡Madrid!

Dios: No, Tucumán.

Emiliano: ¿Tucumán? No conozco ese país…

Dios: No te preocupes, es como Madrid pero sin Sabina y con más desnutrición.

Emiliano: A mí me gustaría que terminemos siendo los Bianchi de River. ¿Vio que el otro día la hinchada salió a bancarlo?

Dios: Y sí, con ustedes la gente va a hacer lo mismo que con el Virrey… Pero no hablo de Bianchi, sino del Virrey Cisneros… ¿lo ubicás?

Emiliano: No, ¿dónde dirigió?

Dios: Dejá, pibe… Hacé como hiciste con la escuela: dejá. Total, tu viejo te cumple todos los caprichitos, eh. “Papi, quiero el número de Dios” y te lo da.

Emiliano: Usted sabe todo, Señor.

Dios: Decime, pibe, ¿alguna vez pensaste en laburar en serio, en no depender de dónde caiga tu viejo?

Emiliano: ¿Laburar? No entiendo.

Dios: Trabajar. Dedicar unas horas de tiempo a una tarea productiva a cambio de una retribución.

Emiliano: No entiendo.

Dios: ¿Viste lo que hacen los albañiles? ¿O los colectiveros?

Emiliano: ¿Gritarle cosas a las mujeres?

Dios: Flaco, te tenés que curtir. ¡Yo soy Dios y hasta mi hijo laburó de carpintero!

Emiliano: Eran otras épocas. Yo no podría trabajar con maderas.

Dios: ¿Entonces qué hacés lidiando con Ramiro Funes Mori? Además vos ya eras un lindo tronquito, igual que tu hermano. ¿De qué eran los espermatozoides de tu viejo? ¿De aserrín?

Emiliano: Me está subestimando. No se olvide de que jugamos en San Lorenzo. Estuvimos con muchos campeones de 2007. Y nos sentimos un poco campeones también.

Dios: ¡Campeones del choreo! Hasta el perro que cagó el otro día en el partido que jugaron contra Central tuvo más minutos en cancha que vos y tu hermano juntos en el Ciclón.

Emiliano: No sea así, Señor. Yo lo que le quería pedir es si nos puede ayudar. Queremos llegar a julio siendo campeones.

Dios: Querido, eso se define en la AFA. Yo ahí no corto ni pincho, no quiero deberle favores al Todopoderoso.

Emiliano: ¿Pero el Todopoderoso no es usted?

Dios: ¿Yo? Yo hago algún que otro milagro, me encargo de organizar el Paraíso, frenarle el carro a Francisco con sus locuras, y gestionar alguna que otra entrada al Cielo. Yo soy el “AlgoPoderoso”. El Todopoderoso en serio es Don Julio. Yo con Él no quiero quilombos.

Emiliano: Usted no me tiene fe. Los Díaz vamos a ser una dinastía gloriosa en River, como los Labruna.

Dios: Tal cual. Un papá ganador y un hijo chanta. Vos me hacés acordar a los Alonso.

Emiliano: ¿Lo dice porque el Beto fue crack y el hijo no jugó en Primera?

Dios: No, Emi. Lo digo porque cuanto más grande, más zonzo.

Emiliano: Seguro ahora me va a decir que en los noventa ganamos todo gracias a Salas, Aimar y Francescoli.

Dios: Es que el problema viene de arriba. Antes tenían un presidente que era de la contra, como si yo fuera hincha del Diablo ¿entendés?

Emiliano: Sí, claro, el Diablo Monserrat. Mi viejo lo tuvo en el 96.

Dios: Ay, qué cortina que sos. Passarella era de Boca. Y ahora tienen un presidente que ya desde el apellido irradia frescura. Después no se enojen si Carbonero siente frío en el pecho al momento de definir o Cavenaghi prefiere comerse una rodhesia antes que meter un gol.

Emiliano: Lo que pasa es que no tenemos suerte. Ya la vamos a meter. Yo soy especialista en preparar las paradas.

Dios: Ah, entonces la del 41 y el 59 ponémelas en la esquina de Iberá, me queda más cómodo.

Emiliano: No, Señor. Las paradas de los colectivos no, yo soy el que piensa las jugadas de pelota parada. La otra vez casi metemos un gol de laboratorio.

Dios: Me hiciste acordar a un narigón que me pidió un bidón de agua bendita para un mundial, me dijo que quería hacer algo de laboratorio, te hablo hace como venticuatro años, pero creo que no fue una jugada. También me pidió un milagro para un arquero, quería que le pusiera manos a uno que tenía un apellido vasco… ahora hay unas cremas para las piernas que usa María Magdalena que se llaman igual…

Emiliano: Disculpe que lo interrumpa, pero creo que nos estamos yendo de tema. Encima a mí me cuesta mantener la concentración.

Dios: Parecés Clemente Rodríguez, querido. ¡Cómo te cuesta la concentración! Emiliano, por favor, ¡dale!

Emiliano: Mariano…

Dios: Te dije que no soy Iúdica, querido…

Emiliano: Perdón, Dios. ¿Nos va a ayudar a dejar una huella en River o no?

Dios: Tengo un amigo que necesita plata para un tratamiento, transferile un millón de dólares de tu contrato para darle una mano y vemos si a cambio te puedo ayudar..

Emiliano: Si eso me asegura el éxito, estoy de acuerdo. Páseme los datos para el pago, Señor.

Dios: Anotá. La cuenta es la Nº 6969, del Banco Celestial, está a nombre de Dios e hijos, CBU...

Emiliano: ¡Pero ése es Usted! Aparte, ¡pensé que tenía un hijo solo!

Dios: Menos averiguo yo y perdono. Dale, hacé ahora la transferencia por home banking y vemos qué puedo hacer. Si no sabés cómo se hace, pedile a alguien que te ayude.

Emiliano: Voy a ver si puedo juntar esa plata.

Dios: Dale, Emiliano. No te hagas el logi conmigo. Yo soy Dios, sé cuánto cobra tu viejo, cuánto cobrás vos y cuántas toneladas de pólvora tiene Teo en su casa. Depositá lo que te pido y vemos qué podemos hacer.

Emiliano: Bueno, así será. Gracias, Señor. Nos hablamos.

Dios: Dale, cuidate.

Emiliano: ¿Mariano? …. ¿Tu tu? ¿Yo qué? ¡Deje de tartamudear, Señor! ¿De qué me acusa? ¿Por qué me dice “tu, tu”? .... ¡Pá, vení un cachito!

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