
Y no
es que algunos jugaron mal o estuvieron imprecisos o laguneros. No.
Fue bochornoso. No hubo ganas, actitud, juego colectivo o individual,
marca, dos pases seguidos. Nada, nada más que tristeza y quietud,
nadie que me diga si vives aún (citando un famoso tango). Nos
subimos a la máquina del tiempo y rememoramos nuestro inmediato
pasado del juego del miedo ¿Tan poco duró la incentivación de
Merlo? ¿Tan indolentes son? ¿O tenemos un equipo mediocre inflado
por nuestros deseos de alentar a cualquier precio y crear, en
consecuencia, castillos de arena sobre zonas de tsunamis?
Igual,
dentro de lo malo, puedo destacar lo peor: Aued, De Paul, Viola.
Impresentables ¿Tanto puede cambiar un jugador de una semana a otra?
Hasta el chino Saja estuvo impreciso y dubitativo. El gol a los
cuatro minutos fue un danger acerca de lo se vendría. Cero reacción
¿Qué tomaron? ¿Garombol?
Y
podría haber terminado en otra catástrofe que nos habría llevado a
una nueva zona de depresión. Afortunadamente, contamos con el mago
mostaza que exprimió un corcho y logró atesorar una gota en el
medio del desierto cuando la derrota parecía decretada desde el
comienzo del partido. Rescatamos un punto merced a una carambola
fortuita que se coló por sobre la cabeza del sorprendido arquero
canalla. Demasiado para tan poco.
Con
el telón cayendo sobre nuestras cabezas debemos rezarles a todos los
santos para que en este receso, directivos y técnico sepan adquirir
dos refuerzos que nivelen este desconcertante equipo. En mi humilde
opinión: un nueve de área y un medio campista que recuerde que la
pelota es redonda. Pero, más allá de las incorporaciones, habrá
que sentarse a pensar detenidamente qué carajo pasa con este plantel
ciclotímico. Tarea difícil, porque los técnicos pasan y los mismos
problemas se perpetúan. Porque, por más mostaza que pongamos, si no
hay comida nos romperemos los dientes y la hambruna persistirá.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO