Me
dormí. Padezco de insomnio crónico, pero ya encontré un remedio
casero para conciliar el sueño. Porque este inextricable Racing, se
halle Lucho, Mostaza o Guardiola, siempre se la ingeniará para
despacharse con una sobredosis de abulia intrascendente que te
embolará hasta llevarte sin escalas a los brazos de Morfeo. Y
después del gol canallesco, la producción del equipo fue tan
escandalosamente mala que quitaban hasta las ganas de putear. Más
incomprensible aún, ya que veníamos de una gran descompresión al
haber derrotado a River la semana anterior en el cilindro.
Y no
es que algunos jugaron mal o estuvieron imprecisos o laguneros. No.
Fue bochornoso. No hubo ganas, actitud, juego colectivo o individual,
marca, dos pases seguidos. Nada, nada más que tristeza y quietud,
nadie que me diga si vives aún (citando un famoso tango). Nos
subimos a la máquina del tiempo y rememoramos nuestro inmediato
pasado del juego del miedo ¿Tan poco duró la incentivación de
Merlo? ¿Tan indolentes son? ¿O tenemos un equipo mediocre inflado
por nuestros deseos de alentar a cualquier precio y crear, en
consecuencia, castillos de arena sobre zonas de tsunamis?
Igual,
dentro de lo malo, puedo destacar lo peor: Aued, De Paul, Viola.
Impresentables ¿Tanto puede cambiar un jugador de una semana a otra?
Hasta el chino Saja estuvo impreciso y dubitativo. El gol a los
cuatro minutos fue un danger acerca de lo se vendría. Cero reacción
¿Qué tomaron? ¿Garombol?
Y
podría haber terminado en otra catástrofe que nos habría llevado a
una nueva zona de depresión. Afortunadamente, contamos con el mago
mostaza que exprimió un corcho y logró atesorar una gota en el
medio del desierto cuando la derrota parecía decretada desde el
comienzo del partido. Rescatamos un punto merced a una carambola
fortuita que se coló por sobre la cabeza del sorprendido arquero
canalla. Demasiado para tan poco.
Con
el telón cayendo sobre nuestras cabezas debemos rezarles a todos los
santos para que en este receso, directivos y técnico sepan adquirir
dos refuerzos que nivelen este desconcertante equipo. En mi humilde
opinión: un nueve de área y un medio campista que recuerde que la
pelota es redonda. Pero, más allá de las incorporaciones, habrá
que sentarse a pensar detenidamente qué carajo pasa con este plantel
ciclotímico. Tarea difícil, porque los técnicos pasan y los mismos
problemas se perpetúan. Porque, por más mostaza que pongamos, si no
hay comida nos romperemos los dientes y la hambruna persistirá.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO